Descripción general:
San Ero es una bodega familiar con D.O Rías Baixas a la que acompaña el milagro y la realidad del trabajo bien hecho. En la actualidad, elabora los vinos:
Instalaciones:
La bodega está ubicada en un lugar donde reina la tranquilidad, donde tan sólo el sonido de la naturaleza marca el paso del tiempo y sigue una liturgia diaria con una única pretensión: hacer de cada añada, la mejor.
La magnitud de la bodega depende de cada cosecha, son independientes, su producción es limitada, y eso les gusta. Su fervor no tiene límites, la viticultura es su vida y proyectan el esfuerzo, conocimiento y pasión de cada uno de los componentes de la unidad familiar para elaborar un vino que trasciende de la tradición, para elevarse a un estado donde reside la imaginación. Les acompaña, así, el milagro, la fantasía, el misterio y la realidad del trabajo bien hecho.
Viñedos y suelo:
La bodega posee 8 hectáreas de viñedos de uva 100% Albariño que se reparten por el valle del Salnés elevándose a una media de 150 m sobre el nivel del mar.
Las uvas están muy cerca del cielo, a 180 cm de altura bajo un sistema de emparrado idóneo para una excelente aireación y desarrollo de la vid.
Los nutrientes de estos viñedos provienen de suelos de textura arenosa, silíceos con bajo contenido en arcilla, ligeramente ácidos y permeables.
El cuidado diario a la viña, la poda adaptada a cada necesidad, la vendimia manual, los procesos más honestos y avanzados en la elaboración del vino.
San Ero es una bodega familiar y tal vez por eso pueda mimar a cada cepa por igual, buscando la máxima expresión organoléptica.
Terminología:
La bodega debe su nombre al milagro de San Ero:
Fue en el año 1175 cuando Ero, el fundador y abad del Monasterio de Armenteira, cansado y aburrido de las indecencias del mundo, salió a pasear por el bosque. Se acercó a orillas del río y al lado de un frondoso árbol cerró sus ojos pidiéndole a la virgen Sta. María que le concediese el privilegio de conocer el paraíso.
Su petición dejó paso al bello cantar de un pajarito que milagrosamente lo dejó embelesado durante 300 años. Cuando Ero se despertó de su experiencia y volvió al monasterio pudo comprender lo grandioso de lo allí acontecido.
La leyenda, que tiene su origen en la Cantiga Nº103 a Sta. María escrita en el S.XIII por Alfonso X el Sabio, termina relatando la sorpresa de los monjes allí presentes: !Nunca tan gran maravilla / como Deus por este fez / polo rogo de sa madre / Virgen santa de gran prez!