“Los escenarios de Ribeira Sacra nunca son de postal, la belleza puede aparecer en lugares donde destacan la rudeza, el esfuerzo y el trabajo de los seres humanos que allí viven, se trata de un lugar irrepetible en el mundo” Estas palabras pertenecen a Dolores Redondo, quien no en vano ambientó en los espectaculares paisajes de esta zona gallega su última novela, de título «Todo esto te daré» y ganadora del Premio Planeta 2016.
Más allá de sus connotaciones literarias, a las que también han apelado escritores como Xabier Quiroga, La Ribeira Sacra presume de un paisaje que habla por sí mismo: en los cañones del Río Sil, una profunda garganta producida por la erosión del río hermano del Miño, con hasta 500 metros de pendiente, se acompaña por escarpados viñedos distribuidos en bancales de piedra y la mayor concentración de monasterios de todo España.
Situada entre las provincias de Lugo y Ourense, la Ribeira Sacra ofrece, a todo aquel que se acerque a contemplarla, río y bosque, pulpo y vino y mucha historia, sobre todo historia, que habla de romanos, de monjes medievales y de famosos caminos con tanta magia como el de Santiago, pero también de los muertos de la viticultura heroica y de las hazañas con la que sus gentes han sabido desafiar, durante siglos, las leyes de la gravedad.
Con arneses o transportando las uvas en barcos que surcan el cañón, trabajando en laderas de ángulos imposibles, recogiendo en empinados bancales de piedra el fruto que, con su esfuerzo, ha dado lugar a algunos de los mejores vinos del mundo, estos viticultores personifican, mejor que nadie, la cultura del esfuerzo que impera en la Ribeira Sacra y que le ha llevado, junto a sus paisajes, a las mismísimas páginas del New York Times.
Hablamos de viñedos impracticables, plantados por los romanos del S I y posteriormente mimados por los monjes de monasterios como el de Santa Cristina o Santo Estevo. Hablamos de vinos que, como Guímaro o Dominio do Bibei, han obtenido grandes calificaciones en la famosa Guía Parker. Hablamos de veteranos que continúan mimando sus viñas como antaño y transmitiendo la filosofía del amor por la tierra a las generaciones venideras.
En la Ribeira Sacra, es costumbre, para algunos, mantener conversaciones con las cepas. Sólo visitando la zona se entiende por qué sus paisajes hablan. Es cierto, las zigzagueantes laderas del Sil no caben en una postal, pero si conoce a uno, sólo a uno, de sus viticultores, tendrá para siempre consigo la belleza de una de las zonas con más personalidad de todo España.
Desçúbranla con Cuponísimo realizando un tour turístico en tren, el único medio que le permitirá transitar cómodamente por sus abruptas y empinadas laderas, y aproveche para conocer estos mágicos viñedos romanos y sus bancales de piedra, visitar la Via Appia o la bodega Regina Viarum. Todo ello disfrutando, además, de una degustación de esos vinos que, más allá de la literatura, dan buena cuenta de un histórico esfuerzo y un incondicional amor por la tierra.
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