Cinco catadores profesionales, y “amigos”, españoles se sientan en una mesa redonda. No llevan uniforme, “que da mala suerte”. Están en una de las bodegas de Côtes de Beaune, ubicada en la “mítica” región francesa de Borgoña. Les acompañan europeos, chinos, estadounidenses, japoneses. Sus rivales. También nuevos y antiguos compañeros de profesión.
En menos de tres horas deberán adivinar, en una cata a ciegas, país, añada, zona, variedad y productor de hasta 12 vinos de los que, en ese momento, todo desconocen; excepto sus características organolépticas: color, aroma, sabor… Ante sí tienen referencias croatas, australianas, argentinas, libanesas… Pueden proceder, en resumen, “de cualquier lugar” del mundo.
Ellos se miran, debaten, piensan… Solo se puede dar un resultado y hay que “consensuarlo”. Para ello, “la primera impresión es importante”. Con unos 15 minutos por vino, cada dato adivinado otorga un número variable de puntos: uno si se acierta el país de origen; dos en el caso de que el dato acertado sea la añada; tres si se dilucida la variedad o el productor del vino. La regla es sencilla: el que más puntos sume, gana.
La escena tendrá lugar el próximo fin de semana en la celebración de la V Edición del Campeonato del Mundo de Degustación de Vinos organizado por la prestigiosa publicación gala La Revue du vin. El protagonista es el equipo español, de cuyos cinco componentes, tres son originarios de la comunidad.
¿Casualidad? El cambadés José Luis Aragunde, uno de los integrantes del equipo, “no lo sabe” pero, eso sí, nos dice una cosa: “En estos momentos, Galicia es una de las dos zonas con más potencial vitivinícola de toda España”. La que más “emociona” gracias a vinos que sorprenden en el exterior por “frescos, fluidos, ligeros…” y, sobre todo, por “auténticos”.
A Aragunde, al frente de la vinoteca Ribeira de Fefiñans y finalista en tres ocasiones del concurso Nariz de Oro, se suman el propietario de Bodegas Zárate, Eulogio Pomares, y uno de los cuatro socios del proyecto Envínate, Alfonso Torrente, como los tres nombres gallegos que representarán a España en este concurso.
El equipo lo completan el francés afincado en España desde hace de tres décadas, Philippe Cesco, y el canario Roberto Santana, también socio de Envínate. Juntos fueron coronados campeones del Mundo hace ahora tres años con un total de 140 puntos. Vuelven en esa ocasión con ganas de repetir victoria. “Sabemos que es difícil”, dice el propietario de Zárate, “pero estamos preparados y vamos con toda la ilusión”.
¿Que cómo se entrena para esto? Pues “catando sin saber qué catas” y haciéndolo con tus compañeros, “por parejas”, según explica Aragunde, quien se reúne con Pomares una o dos veces por semana en restaurantes “conocidos” de Cambados para probar distintos vinos sin saber el nombre y procedencia de los mismos.
“Para mí es como un juego”, dice José Luis. “Muy divertido”, le completa Eulogio. Ambos forman parte de un grupo de cata que, desde hace 12 años, se reúne todos los jueves en la vinoteca de Aragunde, Ribeira de Fefiñáns, lo que también les sirve para entrenar.
Enólogos como Paula Fandiño o Antonio Galiñanes y también sumilleres como Ismael López, de Casa Solla, entre otros, integran el “clan” que normalmente celebra catas a ciegas pero en el que también hay espacio para degustaciones formativas. “Para elaborar un gran vino hay que probar muchos vinos y muchos grandes vinos”, apostilla en este sentido José Luis.
Así, cada semana, uno de los componentes del grupo se encarga de proponer 5 o 6 referencias mientras los demás tratan de adivinar de qué vino se trata y, aunque suele haber una cena distendida de todo el grupo tras la degustación, subraya José Luis, “la cata es la cata”.
Aragunde y Eulogio Pomares se reunirán con sus tres compañeros de equipo este jueves en Borgoña, donde han alquilado una casa para “encerrarse” a practicar juntos hasta el gran día, el próximo sábado día 14, fecha en la que medirán sus fuerzas con algunos de los grandes equipos de degustación del mundo como Francia, Bélgica, Suecia o China…
Pase lo que pase el sábado, el domingo aprovecharán para visitar bodegas de la zona, su “meca”, a las que, siguiendo la costumbre, regalarán algunos vinos gallegos escogidos por ellos mismos. “Les encantan”, afirman.