Foto: Iñaki Abella
Cuando en 1979 pasó a ocuparse del Pazo de Señoráns, al que compró junto a su marido ese mismo año, Marisol Bueno Berrio-Ategortua (Zaragoza,1948) no se imaginaba todo lo que vendría después, claro, “igual que no se imagina ahora lo que puede venir”. “Yo nunca lo pienso”, asegura cuando se le pregunta por algunas de las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida. “Paso a paso” y “poco a poco”, repite en distintas ocasiones a lo largo de la entrevista y “paso a paso” y “poco a poco” esta bióloga gallega — llegó a Galicia con 4 años, por lo que “no se considera de ningún otro sitio”– ha llegado a ser hoy propietaria de una de las bodegas mejor puntuadas de todo España por distintas guías, además de una de las caras más reconocidas de Rías Baixas. Llega a su presidencia en el 86, cuando la zona ni siquiera era aún Denominación de Origen, algo que “no le pareció valiente, sino útil”. A sus mandos permaneció durante dos décadas y hoy se “enorgullece” al ver en lo que se ha convertido. Primera Dama del Capítulo Serenísimo del Albariño, puede ser considerada, además, una figura clave en la visibilización de la mujer en el vitícola gallego. El vino ocupa todavía hoy gran parte de su día a día. “Sobrepasa el negocio, ¿sabes? Tiene algo de más lírico, de más bucólico, más hedonista…”, explica. Entonces le preguntamos si fue amor a primera vista.
«Empecé a conocer el mundo del vino por uno de altísima calidad como es el albariño»
En el 79 empieza en este mundo, ¿le gusta desde el principio?
-Al principio, aunque tienes un conocimiento científico, no tienes el conocimiento práctico que, a veces, es más necesario. Es muy costoso, hay que invertir y tener mucha paciencia pero sí, me encantó, sobre todo porque tuve la suerte de empezar a conocer el mundo del vino por uno de altísima calidad como es el albariño.
¿Cómo llega a ser presidenta del Consejo Regulador?
-En aquel momento, había un problema porque, aunque no se comercializaba nada con D.O., había líos, peleas entre subzonas. El concelleiro me conocía y le parecieron bien las ideas que yo expresé, pensó que podía ser una persona que pudiera arreglar aquello y me lo propuso.
Y aceptó.
-Dije que sí bastante rápido porque yo tenía también mis inversiones en ello y me interesaba que fuera bien. Acepté sin tener mucha idea pero al final salió bastante bien.
“Nuestra Mejor tarjeta de presentación siempre ha sido el vino”
Y lo fue durante 21 años, ¿han cambiado las cosas desde entonces?
-En Rías Baixas, muchísimo, no tenía nada que ver con lo que es ahora. No había nada, había unas bodeguitas que empezaban, una cooperativa pequeña; ahora, mira: es un blanco de referencia en España, una zona donde todo el mundo quiere invertir, una variedad que está en todas partes, que exporta el 20% del vino embotellado… En fin, es un cambio total.
¿Cómo fue ese proceso de cambio?
-Cuando llegue al Consejo Regulador nos exigían que demostrasemos que queríamos la D.O. antes de dárnosla, había que cumplir y someterse a los controles, que eran bastante estrictos, para recibirla y, la verdad, todo el mundo colaboró muchísimo. Hubo que bajar a pie de tierra, acudir a los centros culturales de todas las parroquias y explicárselo a la gente pero se entendió que ese era el único futuro que había y que eso nos abriría muchas puertas.
Cuando empezó, Rías Baixas era una desconocida…
– Absolutamente desconocida y tuvimos muchos problemas para que se asociase al albariño. Siempre tuvimos problemas pero, siempre, nuestra mejor tarjeta de presentación fue el vino.
“A la hora de sacar a un sector adelante, no todo son mieles y rosas”
¿Y ahora? ¿Que se dice en el exterior?
-Se dice que es un gran vino, un gran blanco; sorprende su capacidad de envejecimiento, es una variedad que hasta hace poco no la conocía nadie y que ahora está plantada desde Australia hasta E.E.U.U. A nivel de gente del mundo del vino, es super conocida, y, a nivel de consumidor, en España, bastante, y fuera de España también, cada vez más. Ese es el reto más importante que tenemos como sector.
¿Qué supuso para usted, durante esos años, ser la cara visible de Rías Baixas?
-No lo sé… Siempre responsabilidad, estar a la altura, son grandes vinos y hay que presentarlos con dignidad, con la máxima categoría de la que seas capaz. Supuso también un esfuerzo personal. A veces, tuve que dejar mis casos personales un poco al margen. Pero nada de lo que tenga que arrepentirme, mereció la pena.
¿Los peores momentos?
-Hubo momentos difíciles, a la hora de sacar a un sector adelante no todo son mieles y rosas. Cuando pusimos la sede en Pontevedra, cuando se amplió la D.O. a una parte del Ulla… Pues no todo el mundo estaba de acuerdo, pero siempre que tomamos una decisión, lo hacíamos pensando en el bien del sector.
“El mundo del vino de calidad es muy competitivo, todavía nos queda mucho por aprender”
¿Cómo ha cambiado el posicionamiento de los vinos de Rías Baixas?
-En Rías Baixas hemos pasado de medio millón de kilos en el año 89 a 40 millones de kilos este año, a un precio bueno y subiendo muchísimo la exportación. Yo creo que las cifras son alentadoras, pero todo eso hay que trabajarlo día a día y cada botella hay que venderla.
¿Si hablamos de la forma de elaborar los vinos?
-El albariño es una variedad que lleva tantos siglos en nuestra tierra que, si lo recoges en el momento adecuado, apenas hay que tocarlo en el vino, son elaboraciones super naturales.
¿Ha cambiado con el paso de los años?
-Cada vez aprendemos más y todavía nos queda muchísimo por aprender. La viña y el vino son cosas muy complicadas. Antes era empirismo puro, ahora el mundo del vino de calidad es muy competitivo, cada vez se intenta hacer vinos más ecológicos…
“Siempre pensé que el albariño es una gran variedad para envejecer”
Camina Rías Baixas hacia lo ecológico?
-Seguramente no lo podrán ser del todo porque aquí tenemos el mildiu, que ataca mucho, pero yo creo que nuestros vinos, en muchos casos, son más ecológicos que los ecológicos, quiero decir que cumplimos, a veces, de lejos y más algunas de sus condiciones.
Se habla ahora de la capacidad de envejecimiento de los blancos…
-Hombre, depende de qué blancos, yo como bodeguera siempre creí que el albariño era una gran variedad para envejecer. Ahora se hacen más vinos de crianza pero habrá siempre de todo, vamos a tener una gama más amplia de producto.
“Antes, los enologos tenían que entrar a escondidas en las bodegas, su trabajo es muy importante”
¿Cuál es la clave del éxito de Pazo de Señoráns?
-La selección de las uvas, del momento de la vendimia y un trabajo cuidadoso con el vino. Elaborar vinos naturales honestos, que lo que prometen en la nariz lo dan en la boca, que perduren en el tiempo, que sean una apuesta segura.
¿Vinos naturales? ¿Sin intervención enológica?
-Bueno, la mínima, siempre hay intervención. Yo me acuerdo cuando yo empecé, los enólogos entraban en las bodegas a escondidas. Esos vinos caseros, son en realidad los que tienen mas quimica, las bodegas tenemos mucha fisica, mucho frío para cuidar el vino para no tener que luego usar esa química. El trabajo del enólogo es súper importante, no es en absoluto un trabajo de alquimista, como se pensaba antes, es un técnico que cuida ese producto y siempre hay que cuidarlo de la manera más natural posible.
“Entonces, todavía tenías que demostrar que no eras tonta para que te escuchasen”
Primera mujer presidenta del Consejo Regulador, ¿sorprendió?
-Todo el mundo me lo pregunta. Me imagino que sí, que habrán hecho todo tipo de comentarios, y eran otros tiempos y entonces todavia tenías que demostrar que no eras tonta para que te escucharan, pero no tuve excesivas dificultades.
¿La perspectiva de la mujer en la viticultura gallega?
-Hace tiempo, es increíble, el trabajo creativo lo hacían siempre los hombres y las mujeres, en cambio, hacían el trabajo fuerte. Ahora las mujeres hacen de todo. Me acuerdo de la primera gerente en una bodega , casi lo consideraban un atentado y ahora rías baixas, precisamente, es un sitio donde hay, yo creo que de media, muchas más mujeres, que en otras D.O. Luego tenemos las dificultades propias de todas las mujeres, la igualdad no existe.