Texto: María Bueno
Rubén Jiménez es técnico de la consultora medioambiental Solid Forest, una empresa especializada en cálculos de huella de carbono de productos y explotaciones agroalimentarias. Este miércoles ha participado como ponente en la última jornada formativa del año de la Evega, ‘Cambio Climático y Viticultura’. Aprovechando su estancia en Galicia, le preguntamos por las claves del sector vinícola de la comunidad en este campo. Empezamos por lo básico:
¿Qué es la huella de carbono?
-Es un indicador de sostenibilidad centrado en el cambio climático como prueba medioambiental. De lo que se trata es de calcular todos los procesos materiales, consumos energéticos y combustibles necesarios para el ciclo de vida de un producto o en una organización y con todo ello consigues un valor, la huella de carbono, que cuanto más pequeño sea, mejor.
¿Qué papel juega en este campo el sector vitícola?
-El mundo del vino es uno de los sectores que más se ha preocupado por el concepto de cambio climático y todo lo que tenga que ver con la lucha contra este fenómeno ¿Por qué? Pues porque es un producto muy sensible a cualquier modificación en las temperaturas, la biodiversidad, los terrenos… Ya en 2009, empezó a realizar estudios sobre la huella de carbono y, ahora mismo, hay bastantes Denominaciones de Origen, estudios internacionales y marcas que han calculado la huella de carbono y que tienen planes para la reducción de los gases de efecto invernadero, es un sector muy sensible y además muy implicado en la huella de carbono.
Dice que el mundo del vino es sensible pero, al tiempo… ¿Contribuye al problema?
-Sí, genera emisiones, como todos los sectores, cualquier actividad humana produce gases de efecto invernadero. El cambio climático es algo que está asociado a la actividad humana, cualquier cosa que realizamos, incluso el consumo del vino, genera gases de efecto invernadero. Todo lo que supone un consumo de energía, de materiales, de combustibles tiene emisiones asociados, de lo que se trata es de optimizarlo.
En este sentido, ¿Cuáles diría que son las actividades más perjudiciales?
-Un vino tiene un ciclo de vida muy complejo, quiero decir que va desde el cultivo de la vid, a la parte de bodega, de elaboración del propio vino, la parte de envasado y distribución. La parte que más emite, o por lo menos un porcentaje importante, en muchos casos y sorprendentemente, es la parte del envasado, el tipo de botella que se utiliza. Otra fase importante es la fase agrícola, el uso de los fertilizantes, de muchos fitosanitarios… Y, en la parte de bodega, tiene que ver con consumos energéticos, con los tipos de combustibles…
¿Qué acciones concretas pueden poner en marcha nuestras bodegas para reducir su huella de carbono?
– En la fase agrícola, todo lo que tiene que ver con optimización de fertilizantes, agricultura de precisión, reducción de los consumos de combustible en la maquinaria agrícola, uso de fertilizantes orgánicos. En la fase de bodega, realizar auditorías energéticas que te permitan la sustitución de combustibles fósiles por energía solar, por ejemplo. En la fase de empaquetado, pues utilizar botellas de menor peso, que los empaquetados no sean tan sofisticados…En esto también influyen los consumidores, porque tienden a pensar que porque una botella pese mucho, en un estuche muy sofisticado, el vino es de mejor calidad. Eso a lo mejor hace que los bodegueros tiendan a utilizar botellas con un peso excesivo .
¿En qué momento está el sector del vino en Galicia en este campo?
-En Galicia, por la experiencia que tenemos nosotros como empresa, Solid Forest, la verdad es que hay muchos proyectos en desarrollo. Es una región en la que sí que se están realizando trabajos relacionados con el cambio climático, entonces están en un buen nivel. ¿Qué pasa? Pues que hasta el cambio climático no te afecta directamente pues no te pones a ello. Este año, por ejemplo, que ya se está viendo sequía, por ejemplo, la gente se implica más-. Estamos en un momento crítico pero estamos en un momento en el que también se están tomando muchas medidas, sobre todo en la UE. Es un problema real pero en el que se está trabajando.
Empieza a tomarse en serio…
-Claro y esto en general. La sensación es de que por fin nos lo estamos tomando en serio, sobre todo en las instituciones públicas. Pueden tomar decisiones y la gente ya las van asimilando como que no hay más remedio. Por ejemplo, se restringe el tráfico rodado en las ciudades y la gente ya no protesta. Lo mismo con el consumo de productos ecológicos, que son mas caros, hay mucha gente que está empezando a sustituir la cesta de la compra. Poco a poco la concienciación es cada vez más grande.
¿Diría entonces que el mundo del vino es pionero? ¿O sigue la tendencia general?
-El mundo del vino es pionero en esto porque está preocupado por su propio producto, quiere saber , los trabajos que realiza en esto son sobre todo proyectos de investigación, porque quiere saber hasta qué punto va a afectar la calidad de sus propios productos, eso por un lado. Sorprendentemente , hay muchas empresas asociadas al sector del vino que están en el registro oficial de la oficina de cambio climático del ministerio de Medio Ambiente, cuando parecería más lógico que fueran empresas del sector industrial.
-¿Qué supone estar en este registro?
-Hay gente en el sector agrícola que no puede producir productos ecológicos por la forma en la que hay que trabajar pero, a pesar de eso, están -preocupados por el medio ambiente, tiene un plan para reducir sus emisiones, aunque no puedan, por ejemplo, dejar de utilizar fertilizantes. Eso es lo que acredita esta certificación, es una forma de hacer que los productos que no son puramente ecológicos, sí tengan un certificado que demuestra sus sostenibilidad. Sirve también para cualquier proyecto de investigación y desarrollo: ahora, para conseguir una ayuda de la Unión Europea o del ministerio de Medio Ambiente tienes que demostrar que lo que vas a hacer tiene menos emisiones que lo que ya existía.
¿Será el sector del vino 100% sostenible algún día?
– En todos los procesos generas emisiones de gases de efecto invernadero, dióxido de carbono, metano, óxido nitroso… Eso siempre se va a producir. El problema es que, a partir de la revolución industrial, el ser humano, para desarrollarse, pasó a quemar muchísimos combustibles fósiles, incrementado la emisión de gases de efecto invernadero de forma desproporcionada. Entonces fue cuando se rompió el equilibrio y la naturaleza, que absorbe los gases de efecto invernadero por la plantas, por el mar… dejó de ser capaz de absorber todo lo que se generaba. De lo que se trata es de intentar volver a equilibrarlo, emitir lo justo como para que la naturaleza pueda equilibrar la proporción de forma natural.
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