Galicia se erige como la tercera de las 17 comunidades autónomas españolas con más variedades de uva distintas, solo por detrás de Cataluña y Aragón. Así lo pone de relieve el estudio ‘Documentación, caracterización y racionalización del germoplasma de vid prospectado y conservado en España’. De naturaleza supra autonómica y con fecha de 2015, es uno de los últimos que se han publicado en este campo.
Emilia Díaz Losada lo menciona a la hora de situar a la comunidad entre “los lugares con mayor riqueza varietal de todo el país”. Técnico de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega), la también doctora en Biología habla de 67 genotipos de uva registrados en la colección de esta entidad, de los que en torno a un 80% pueden ser considerados de cultivo tradicional y/o autóctonos.
Tanto Losada como el resto del equipo que compone el área de Viticultura de la Estación trabajan desde los 80 y todavía hoy en la recuperación de este tipo de variedades, conscientes de “la importancia que juega la diversidad en el vitivinícola”. “Voy a poner un ejemplo muy concreto en este sentido”, dice la experta y apunta: “si no existiesen las colecciones de vid, es probable que no tuviésemos algunas de las uvas que actualmente están en el mercado.”
Albilla do avia, zamarrica y oubiña, en vías de registro
Es el caso de la albilla do avia, una variedad de la zona de O Ribeiro en cuyo registro comercial ya se está trabajando. Una vez comprobado su potencial para la elaboración de vinos, los expertos de Evega han entregado a la Oficina Española de Variedades de Vid una descripción de sus características así como una muestra de la planta de la que nace y están ahora a la espera de que la Oficina lo apruebe.
La zamarrica, propia de Monterrei y O Ribeiro, y la provisionalmente denominada tinta oubiña, de O Salnés, son los otros dos tipos de uva para los que Evega ha iniciado ya los procedimientos de registro. Al tiempo, el organismo continúa explorando el terreno (prospección), además de colaborar con los viticultores de la comunidad, de cara a la posible localización de nuevas vides en Galicia.
Tintas autóctonas frente al cambio climático
Losada explica que muchas de las variedades autóctonas recuperadas gozan de buenas perspectivas de futuro. Algunas se presentan, de hecho, como aliadas de la vitivinicultura gallega frente al cambio climático. Ejemplo de ello pueden ser tintas todavía minoritarias: “las actuales tendencias del cambio climático hablan del aumento del grado y el descenso en la acidez de algunas uvas, con consecuentes modificaciones a nivel enológico. Variedades de maduración tardía o caracterizadas por acideces más altas como sousón, brancellao, espadeiro o caíño tinto podrían ser una alternativa en este sentido”.
Las cuatro son protagonistas de un proyecto de selección clonal que Evega empezó en 2007 y que vive ahora su última fase antes de pasar al vivero multiplicador, a partir del cual se producirán las plantas certificadas.
“La selección clonal”, dice Losada, “consiste en la selección de aquellos individuos con mejores características –producción de racimos, calidad del vino resultante, estado sanitario exento de virosis– dentro de la variabilidad existente en cada tipo de vid”. “Algo similar a lo que hace el viticultor cuando decide reproducir a partir de una cepa determinada” pero, puntualiza la experta, “de forma más estricta”: “nosotros llevamos a cabo rigurosos estudios en campo para demostrar su calidad y dentro de un sistema de trazabilidad que permite garantizar que el material que llega al vivero y al viticultor procede de la planta seleccionada”.
Uno podría tener la tentación de pensar que ya está todo hecho en este campo pero nada más lejos de la realidad: “Queda mucho trabajo por delante, este tipo de estudios son muy lentos. Todavía no conocemos el origen de muchas variedades ni entendemos en profundidad cómo se comportan”, se despide la experta.