Emilio Rodríguez Canas: “Es fundamental que el sector del vino se comprometa con la sostenibilidad y su entorno”

Economía circular, intensificación ecológica o alternativas al uso de fitosanitarios, entre las claves a las que el director enológico de Terras Gauda apunta para lograrlo

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*Foto: Emilio Rodríguez Canas, director enológico de Terras Gauda. //Fdv

La bodega Terras Gauda ha presentado recientemente dos proyectos de envergadura internacional en I+D+i con el objetivo de hallar alternativas sostenibles a los tratamientos fitosanitarios y mejorar la biodiversidad de los suelos vitícolas. Coincidiendo con la cumbre de la ONU contra el cambio climático, Emilio Rodríguez Canas (Vigo, 1963), director enólogico del grupo, profundiza en ambas iniciativas además de concretar por qué y de qué modo puede el sector contribuir a la causa.

– ¿Qué papel ha de jugar el mundo del vino en la lucha contra el cambio climático? 

–Es fundamental que el sector se comprometa con la sostenibilidad porque, como no espabilemos ya, nos va a quedar poquito tiempo. Estamos viendo que el efecto general del calentamiento global es grave y lo estamos viendo en el propio viñedo, con cambios en los momentos de maduración, estrés hídrico en las plantas o fenómenos meteorológicos mucho más concentrados.

–¿Se puede hacer algo?

–Yo soy positivo, estoy convencido de que estamos a tiempo y ojalá no me equivoque. Hay una serie de acciones de sentido común y la investigación nos ayuda a dar pasos adelante. Cada grano de arena suma.

–¿De qué hablamos al referirnos a sostenibilidad en el viñedo?

– Se trata de interactuar de forma ética y responsable con todos los aspectos del entorno vitícola, desde la flora y la fauna útil hasta los suelos, abordando la conservación de la biodiversidad de ese entorno.

–¿Qué medidas concretas pueden aplicarse para conseguirlo?

–Es esencial buscar las alternativas menos dañinas para el medio a la hora de tratar plagas, además de reducir su uso lo máximo posible a través de mejoras en aspectos como la preparación de la viña. También prestar atención al consumo de agua o la contaminación de los suelos.

–Terras Gauda acaba de presentar dos proyectos en esta línea, ¿en qué consisten exactamente?

–El primero se desarrolla en el marco del programa de la Unión Europea HORIZON 2020 y en él colaboramos con múltiples entidades de la zona mediterránea. El objetivo es lograr alternativas sostenibles y eficientes a los tratamientos fitosanitarios. Y quiero subrayar el término eficiente porque, al tiempo que se busca esa sostenibilidad, hay que salvaguardar también la competitividad de la viticultura de la zona.

–¿Cómo se logra?

–Una de las vías consiste en aplicar mejoras técnicas en aspectos como la conducción de la viña: si se logra una mejor ventilación, una menor densidad foliar, ya hay menos probabilidades de incidencia de hongos y, por lo tanto, una menor necesidad de aplicar tratamientos.  Nosotros vamos a funcionar como uno de los pilotos en los que se ensayen esas y otras alternativas.

–¿Qué hay del segundo proyecto?

–Se va a basar en la restauración de la biodiversidad de los suelos. Queremos estudiar en qué medida un manejo de intensificación ecológica, me refiero aquí a técnicas como la oxigenación del suelo o la utilización de abonos orgánicos naturales, puede recuperar suelos agotados por su uso vitivinícola.

–Han elegido a una bodega de un país del Cono Sur americano para llevarlo a cabo, ¿por qué?

–Preferimos testar los resultados en época vendimia. Aquí recogemos la uva en septiembre y allí lo hacen en marzo, lo que nos permite obtener resultados duplicados en un solo año. En tres años, que es lo que va a durar el proyecto, tendremos seis bases de resultados, lo que dotará de mucha más consistencia a las conclusiones del estudio.

–¿Terras Gauda apuesta también por la economía circular?

–Sí, de esto se habla mucho ahora, igual que de sostenibilidad. Nosotros llevamos muchos años trabajando con esta idea, que consiste en producir, usar y reutilizar. El sector del vino ofrece muchísimas posibilidades en este campo. Un ejemplo es el proyecto Vitalver, en el que utilizamos el bagazo de la uva para alimentar lombrices de tierra y usar después el compostaje que generan como abono natural. Además, ahora estamos testando la eficacia de ese compostaje como inductor de las defensas naturales de la propia planta. Parece ser que ese ‘vermicompost’ (compostaje de lombriz) genera microorganismos que refuerzan la resistencia natural de las viñas a las plagas habituales de la zona, lo que a su vez reducirá el número de tratamientos a aplicar.