210 millones de habitantes son la carta de presentación del mercado brasileño, en el que la clase alta representa actualmente más del 20% de la población, con la previsión de crecer hasta el 30% en solo tres años. Un dato en absoluto baladí para el sector vitivinícola y es que casi la mitad de este segmento bebe vino entre dos y cinco veces por semana. Además y pese a tratarse de un país productor, Brasil importa en torno al 30% del vino que consume, en parte por el prestigio de la que gozan las elaboraciones europeas entre los consumidores de este destino. En él, España ha duplicado sus exportaciones de vino en los últimos siete años y el mercado del vino brasileño presenta una previsión de crecimiento del 6,5% en volumen y el 9,5% en valor para los próximos dos. Si todo va como se espera, las empresas nacionales venderán más vino y más caro en el país americano en el año 2021.
Los datos se suceden en la voz de María Eugenia Mijares Serrano, responsable del área internacional del Cluster Alimentario de Galicia (Clusaga) mientras cita publicaciones como las compartidas por Euromonitor. Los avalan otras como las del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), que, en uno de sus últimos informes, con fecha de Mayo de 2019, recoge como el valor del vino español batió récords en 2018 con 91,6 millones de reales, más de 20 millones de euros, facturados en el referido mercado, al que la OEMV atribuye, además, un “gran valor añadido”.
Un destino grande, con su clase alta en crecimiento y metido de lleno en un proceso de apertura económica en el que Galicia cuenta además con ventajas de entrada como el arraigo cultural o la buena fama de su sector agroalimentario. “Hay quien ya está y hay quien tiene muy claro que quiere estar”, resume Mijares sobre esos encantos en los que empieza a fijarse parte del vitivinícola gallego: “Las facilidades arancelarias o los ratios de crecimiento hacen de Brasil un mercado demasiado atractivo como para resistirse a él, aún con todos sus riesgos y desventajas, que los hay”.
Un país de tintos, el mayor hándicap
La más obvia para una región mayoritariamente productora de blancos como Galicia es el hecho de que el 80% del vino que se consuma en Brasil sea tinto: “Este es un gran hándicap que nos remite al marketing, Brasil se está abriendo y hay que trabajárselo”. Desventaja a la que se suman otras también importantes como la complejidad del sistema fiscal brasileño o las deficiencias logísticas del país, que no siempre aseguran que los productos exportados lleguen en las condiciones idóneas al importador.
Para la experta, estos riesgos implican la necesidad de una preparación, un trabajo previo muy intenso: “Las empresas deben hacer un gran seguimiento del mercado, trazar muy bien su estrategia de entrada, escoger cómo entran, en dónde exactamente, con quién, a través de qué canales, con qué acciones… Las respuestas a estas preguntas hay que tenerlas claras siempre pero, en el caso de Brasil, todavía más (…) ¿Compensa ir? Sí, nosotros creemos que sí pero cómo y sabiendo qué (…) Sería algo así como planificar un viaje: si te vas a ir a París, prácticamente reservas en cualquier hotel pero si te vas a Sao Paulo, ya brujuleas más, te informas mucho mejor y esto no quiere decir que no vayas a disfrutar mucho más de un viaje a Brasil que de uno a Francia”.
Acuerdo de la UE con el Mercosur
A todo ello se suma la firma el pasado junio del acuerdo para la reducción de aranceles en el comercio entre la Unión Europea y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) tras dos décadas de negociaciones y que previsiblemente será aprobado de forma definitiva en el año 2021 con sus respectivos pros y contras para el mercado del vino español. A priori y en opinión de la experta, ganan los pros: “Esta es la eterna pregunta, si ganas o pierdes más al eliminar barreras comerciales. La respuesta es que depende, depende de cómo haga cada uno sus deberes ¿Es un riesgo para mercados maduros como el español o el francés una invasión del vino argentino? Diré que no, ahora mismo no pero que dependerá de cómo trabajen los de casa”, explica Mijares, que añade: “No puedes dejar pasar la oportunidad de al menos intentar meter la cabeza, hay ejemplos de empresas de otros sectores del alimentario gallego que ya arrojan numerosos alucinantes en el país”.
Por eso y entre otras cosas, Brasil es uno de los cuatro mercados objetivos escogidos por Clusaga para el proyecto europeo New Frontiers in Food (NF4), en el que la entidad participa al lado de otros cuatro clusters de la Unión y en cuyo marco se ha organizado, para la semana del 4 al 8 de noviembre, una misión comercial directa en el país, con el objetivo de conocer en mayor profundidad la evolución de su mercado y las posibilidades de negocio en él para las empresas del sector de la alimentación y las bebidas gallegas.