El arte de mirar al cielo para trabajar la tierra

De la sabiduría popular a la biodinámica, pequeños productores autonómicos apuestan por tener en cuenta la luna a la hora de decidir en viñedo

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Texto – M.Bueno/ Vigo

Hasta una treintena de viticultores gallegos siguen cada año el calendario lunar de podas e injertos de Bernardo Estévez, con tres hectáreas en O Ribeiro. Todos ellos forman parte del grupo de pequeños productores autonómicos que tienen en cuenta los movimientos de la luna a la hora de tomar decisiones y marcar los tiempos en viñedo, e incluso en bodega.

Inspirador de mitos, leyendas y expresiones durante siglos y en múltiples culturas y también responsable de la orquestación de las mareas y hasta estrechamente relacionado con el origen de la vida en nuestro planeta; de la cultura popular a la ciencia: ¿Puede o no el satélite natural de la tierra llegar a ser un aliado de la vid y el vino?

— “Ti pregúntalle a calquer señor maior a ver o que che di”. La naturalidad en la respuesta de Estévez, uno de los máximos exponentes de esta tendencia en la comunidad, ilustra cómo, en efecto y lejos de tratarse de una ocurrencia de los tiempos actuales, la práctica de mirar al cielo a la hora de trabajar la tierra se trata de una costumbre profundamente arraigada en la vitivinicultura tradicional gallega.

“Si, ten moito de sabiduría popular, de agricultura ancestral”, asiente en el mismo sentido el viticultor para pasar a explicar cómo la elaboración de este tipo de lunarios se inserta actualmente entre las prácticas de la biodinámica, un fenómeno ya más novedoso, del que parece hablarse cada día más.

Basada en las teorías del austríaco Rudolf Steiner, este tipo de viticultura entiende el viñedo como un todo en equilibrio e incorpora nuevos elementos en su relación con los astros, además de la aplicación de unos preparados vegetales y minerales determinados.

Con todo, dice Estévez, puede que lo más importante a la hora de definir la biodinámica sea el objetivo que persigue, algo tan sencillo como priorizar la salud del viñedo: “Unha vez que asumimos que estamos modificando a estrutura dunha planta trepadora, dunha liana como é a vide, principalmente ca poda, do que se trata é de minimizar os danos que lle infrinximos con eses cortes, buscando un desenrolo da planta o mais natural e harmonico posible”.

“Todo vai na mesma dirección, o que fagas na prevención, traduciráse despois nunha redución dos tratamentos fitosanitarios e, polo tanto, tamén nunha menor contaminación… Exactamente o mesmo que có ser humano: Se todos os días tomas zumo, fas deporte, comes ben, podes coller un catarro, pero se non te coidas, estás débil, do catarro pasas a gripe e da gripe a…”, relata Estévez, que advierte: “Non se trata de acadar máis ou menos calidade ou cantidade, senón de preservar a planta o mellor que poidamos”.

Se poda en descendente y se injerta en ascendente; la clave está en la savia

Un contexto en el que se habla de las fases de luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante pero en el que también cobran importancia los movimientos ascendente y desdencente del satélite. Será este último, de hecho, el que más influencia ejerza sobre la savia y el que, por tanto, resulte clave a la hora de elegir las mejores fechas para podar o injertar, continúa explicando Estévez.

Así, el momento idóneo para la poda será en descendente, lo que evitará que la savia esté recorriendo la planta en el momento del corte y, en consecuencia, eliminará la posibilidad de un lloro excesivo.

De esta forma, se favorecerá una mejor y más rápida cicatrización, por un lado; y por el otro, una mayor conservación de los nutrientes de la planta. Todo ello redundará e una cepa más fuerte, menos sensible a enfermedades como el mildiu o la botritis y también a otras como las de la madera así como en una mejor brotación llegado el momento, en primavera.

En el caso de los injertos y según continúa explicando Estévez: justo al contrario, una operación para la que es imprescindible que haya flujo de savia en la planta y por lo que se llevará a cabo siempre es ascendente. “Que pasa? Que esto vai en conxunto, de nada serve que fagamos todo isto, se non cuidamos o suelo, que é a base do cultivo. Do que se trata é dun conxunto de procedementos que, se os vas respetando todos, vas a acadar un cultivo máis idendependente”, se despide el viticultor. 

*Bernardo Estévez, viticultor de O Ribeiro y uno de los máximos exponentes de la tendencia en Galicia. // Cedida

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