Favorecer el crecimiento natural de la vid, mejorar su rendimiento y apostar por la calidad de la uva. Son los tres objetivos principales que persigue la ‘poda un seco’, una actividad que estos primeros días de 2021 se retoma en algunos viñedos de Sober a pesar de la ola de frío.
“Con la llegada del invierno y la bajada de las temperaturas, el viñedo está en ‘reposo o letargo invernal’. Es el momento idóneo del año para realizar este proceso, tras la caída de las hojas y antes de que vuelvan a salir los nuevos brotes”, explican así desde el equipo Regina Viarum, que trabaja esta semana en aquellas zonas de los viñedos donde hay menor riesgo de heladas y es que, apuntan: “El frío vuelve la madera de las cepas más quebradiza y esta puede astillarse con los cortes”.
“La poda se realiza a mano con tijeras de poda. Una vez se podan los sarmientos se procede al sellado, también manual, de cada uno de los cortes para evitar que queden expuestos y que penetre el agua”. Un proceso artesanal en el que, además de las temperaturas o el ciclo de la vid, se tienen en cuenta también las fases de la luna: “En Bodegas Regina Viarum, el inicio de la poda coincidió en el mes de diciembre con la luna descendente, ideal para favorecer la formación del fruto y disminuir el vigor de la madera”, describen en efecto desde la bodega.
En las próximas semanas, la bodega tiene previsto culminar los trabajos de poda a lo largo de 14 hectáreas de vides, distribuidas en bancales que se alzan sobre las empinadas laderas del río Sil en Sober, y de las que nacen las uvas de mencía, godello y tempranillo de más calidad para la elaboración de sus vinos, premiados este 2020 en algunos de los certámenes más prestigiosos como Mundis Vini, Decanter, International Wine Challenge, Baco o Bacchus.
“Tras un 2020 marcado por la crisis sanitaria, los esfuerzos de todo el equipo de Bodegas Regina Viarum se han visto recompensados con estos galardones”, valoran el espaldarazo desde la bodega.
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