De Nueva York a Pekín: vestidos para la ocasión

Diseños preciosistas en Asia; líneas más clásicas para el viejo mundo; innovación y contemporaneidad en Norteamérica… Los expertos responden sobre cómo adaptar etiquetas y botellas en función del destino de exportación elegido

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El sector mira también a los mercados internacionales entre sus aliados a la hora de paliar la caída de ventas provocada por los cierres intermitentes de la hostelería en España impuestos por la pandemia Covid-19. Es el caso de sellos como la Denominación de Origen Rías Baixas, eminentemente exportadora desde sus orígenes. 

Acaba de hacer públicos sus datos de exportación en 2020, con más de 8.100.000 litros vendidos en el exterior y Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o Rusia entre su Top Ten de destinos. 

Cifras que reflejan los frutos de una apuesta continuada por la diversificación, y posibles gracias a la calidad y diferenciación de las elaboraciones, pero en las que también intervienen otros factores como el diseño de etiquetas y botellas y es que estas no dejan de ser, la mayor parte de las veces, la gran carta de presentación del vino ante los consumidores; un pilar fundamental en el que se sustenta la imagen de marca. 

Así es: diseños preciosistas y con un punto de pretenciosos en Asia, líneas más clásicas para el viejo mundo, innovación y contemporaneidad en Estados Unidos… El diseño importa, también en los mercados internacionales, donde las tendencias y la idiosincrasia de cada país marcan la pauta a la hora de lograr el éxito. 

Lo explican los diseñadores especializados Marta Lojo y Quique López. Detallan que cada país tiene su cultura, sus costumbres y sus medios y que todo ello influye en el diseño, un área en la que resulta fundamental tener en cuenta las tendencias de cada destino: “A la hora de establecer una conexión con el consumidor, de invitarle a probar el vino, resulta vital que etiquetas y botellas respondan a los gustos mayoritarios o predominantes en cada destino y que, del mismo modo, se tenga en cuenta aquello que puede generar rechazo”. 

Así y por ejemplo, entre los estilos con mayor probabilidad de éxito en Reino Unido, se encuentran los diseños clásicos y tradicionales mientras que, por su parte, el mercado estadounidense demanda propuestas contemporáneos e innovadoras, si bien “siempre hay hueco para líneas más clásicas”, matizan Lojo y López.

Por otro lado, Alemania prima la variedad de uva, un punto estratégico en estos mercados que el diseñador ha de resaltar en la etiqueta. Mensajes claros en esta línea que comuniquen bien el tipo de vino, su variedad y procedencia y apuestas clásicas y austeras son de este modo la claves a la hora de acertar en este tipo de mercados.

Por último, Rusia y China coinciden en su tendencia hacia los diseños llamativos, con colores vivos y acabados metalizados: «El uso del color rojo y los dorados son clave a la hora de conseguir el éxito. Diseños preciosistas con un punto pretenciosos que sugiere lujo, distinción y exclusividad», se despiden. 

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