«Atentos al viñedo»

Empieza en Galicia una época especialmente sensible a las enfermedades de la vid. Los expertos aconsejan observar de cerca las fincas así como una correcta utilización de fitosanitarios

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M.B.

Empieza a llegar a Galicia, con diferencias entre zonas y subzonas, uno de los momentos del ciclo de la vid con mayor riesgo de aparición de enfermedades en la planta. «En realidad, riesgos hay en muchos momentos del ciclo», puntualiza la ingeniero agrónomo e investigadora de Viticultura de la USC Cristina Cabaleiro, «pero es, desde el estado fenológico de hojas expandidas y racimos visibles hasta el cuajado del fruto, donde es imprescindible mantener el control» porque, asegura, «un fallo en cualquiera de estos estados puede suponer una pérdida total de la cosecha». «Hay que estar muy atentos», explica e insiste: «Observar el viñedo».

Aunque hay más, dos son las enfermedades más comunes que los viticultores de la comunidad empiezan a temer en esta época del año: el Mildiu y el Oídio. Ambas producidas por hongos, se desarrollan, precisamente por ello, en condiciones de humedad y temperaturas suaves. Para el Mildiu, «hay una regla antigua pero bastante acertada», comenta en este sentido Cabaleiro, «la de los tres dieces»: «Si los brotes han alcanzado ya los diez centímetros, ha llovido al menos diez litros por metro cuadrado y las temperaturas superan la media de diez grados, empieza a haber probabilidades de que el Mildiu aparezca en la plantas». El Oídio, por su parte, debe ser detectado de forma precoz e intervenir tan pronto se observan los primeros síntomas. Al contrario que el Mildiu, no necesita agua líquida sobre las hojas, por lo que sus ataques pueden producirse incluso en ausencia de lluvia.

En cualquier caso y más allá de esta idea, insiste la experta, «es conveniente prestar también atención a los avisos fitosanitarios de Cooperativas y Estaciones Fitopatológicas como la de Areeiro». Es la de 2018, además, una cosecha en la que hay que estar especialmente alerta debido a los cambios climatológicos vividos y es que, ejemplifica Cabaleiro: «Si un hongo ha infectado la planta y, de pronto, hay un descenso acusado de temperaturas, ese hongo tardará más tiempo en producir síntomas, complicando la predicción de nuevos ataques».

Así las cosas, algunas bodegas de la comunidad han empezado ya a aplicar fitosanitarios de forma preventiva en sus fincas mientras que otras no tardarán en hacerlo. Dice Cabaleiro que es «inevitable» el uso de este tipo de productos en el viñedo en la mayor parte de zonas vitícolas gallegas y, al ser preguntada por el efecto de los mismos en el Medio Ambiente, admite que «todos los productos implican riesgo». Si bien, le completa José Manuel Pena Alonso, ingeniero agrónomo especializado en equipos de aplicación de fitosanitarios y miembro de Inteaga Enxeñería, «los efectos se vuelven mínimos si los procedimientos son desarrollados de forma correcta».

De este modo, desarrolla Pena Alonso, es necesario elegir bien el producto que se va aplicar y leer con detenimiento la etiqueta del mismo: «Hay que prestar atención a las recomendaciones tanto en lo que a dosis de concentración se refiere -Cantidad de producto aplicado por hectárea- como a dosis de caldo -Mezcla de agua y producto, también en función del terreno-«. Se vuelve, además, imprescindible que el equipo que se va a utilizar esté en buenas condiciones. «Para ello», desarrolla, «hay que tener en cuenta tres variables: qué tipo de boquilla se va a emplear y a qué presión y velocidad de trabajo se va a aplicar el caldo o mezcla».

Un contexto en el que, del mismo modo, las máquinas no solo tienen que haber pasado las correspondientes inspecciones -cada cinco años, en el caso de los entes privados-, sino que, además, deben de ser siempre calibradas antes de su utilización. «Hay que comprobar que funciona correctamente, que no tiene fugas», dice Pena, quien también concreta: «Para hacer la prueba puede utilizarse una probeta o envase calibrado y un cronómetro». No deben olvidarse tampoco las condiciones climáticas -«Los fitosanitarios no pueden aplicarse en caso de viento, lluvia o temperaturas muy elevadas, sencillamente, porque no surtirán efecto»- ni los plazos de seguridad. «Evidentemente, si una máquina está en malas condiciones», reflexiona para acabar Pena Alonso, «estaríamos aplicando el producto en medidas desproporcionadas y dañando al Medio Ambiente: es como si el médico te dice que te tomes una pastilla y te tomas tres o ninguna», concluye.

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