M.B. – Vigo
A la espera y cruzando los dedos para que las negociaciones de la Unión Europea y Estados Unidos fructifiquen. Así se encuentra actualmente el vitivinícola gallego ante la amenaza lanzada por parte de la administración americana de un aumento de hasta el 100% de los aranceles al vino y otros productos del agroalimentario europeo. Casi dos semanas después de que finalizase la consulta pública lanzada por Washington al respecto, Estados Unidos todavía no se ha pronunciado sobre si la medida será finalmente implementada.
Mientras tanto, lo que sí sufre ya el sector a ambos lados del Atlántico son los costes de los aranceles adicionales del 25% que entraron en vigor el pasado octubre como respuesta a un conflicto de subvenciones en el mundo aeronáutico que nada tiene que ver con el vitivinícola (ver pag. 27).
Una situación por la que más del 90% de las bodegas españolas se sienten afectadas “gravemente”, según datos de la Federación Española del Vino, y frente a la que Bruselas acaba de flexibilizar la medida de promoción del Programa de Apoyo al Sector Vitivinícola Español (PASVE). Según informa el ministerio de Agricultura, el Comité de Gestión para la Organización Común de Mercados Agrarios de cuestiones horizontales ha aprobado recientemente dos propuestas legislativas que permitirán ampliar del 50 al 60 % la financiación de la UE a los programas de promoción del vino, modificar el destino de los mismos y prorrogar la duración de los aprobados para terceros países. Todo ello con el objetivo de contrarrestar el impacto de los aranceles adicionales del 25% impuestos por EE UU. Una iniciativa que forma parte de las peticiones hechas por España a Bruselas en posición común con Francia. Además, Agricultura ha solicitado a la Comisión Europea que lleve a cabo un seguimiento de los mercados de los productos afectados con el fin de que, si fuera necesario, se pongan en marcha otros mecanismos de la Organización Común de los Mercados Agrarios.