*Foto: La yegua de tiro Rosiña participa en el laboreo de la tierra.//Cedida
M.B. – Vigo
Ni “antigüedad”, ni “tradición” ni “pasado”. “Desarrollo” e “innovación” son, en cambio, las palabras que más repite al otro lado del teléfono el presidente de la Asociación Gallega de Tracción Animal Á Molida, fundada hace ahora dos años para romper con los prejuicios de este tipo de actividad en la comunidad. Davide Outeiro tiene claro que contar con la ayuda de animales como caballos, vacas, burros o mulas a la hora de trabajar la tierra tiene sus ventajas para la conservación del paisaje, la preservación de los suelos, la calidad de las materias primas y sus productos derivados o la puesta en valor de las razas autóctonas bovinas y equinas.
“Una posibilidad más” de las muchas que tiene una Galicia que se sabe verde, que mira hacia adelante al tiempo que mantiene lo mejor de su sistema productivo y que apuesta por la sostenibilidad entre sus grandes prioridades, con el terroir como bandera. Porque “la tracción animal no tiene por que ser el paradigma ni se trata tampoco de la panacea”, sino de una dinámica de trabajo entre otras muchas y a la que, reconoce el veterinario, le queda todavía mucho por investigar y desarrollar a nivel autonómico: “Estamos empezando”.
Con todo, dice, puede satisfacer y satisface de forma eficiente determinadas necesidades en disciplinas como la forestal o la hortícola.
También en el sector del vino. Le consta al experto que existe ya un creciente interés entre algunos viticultores autonómicos por la tracción animal: “Hay quien me ha preguntado cuándo podría empezar”, explica Outeiro para pasar a describir de qué modo dejar el laboreo de la tierra en manos de los animales se presenta como una técnica agrícola útil a la hora de evitar la erosión y la compactación de los suelos, entre las principales preocupaciones en viñedo de la actualidad y lo que incide de forma directa en la calidad de las uvas y las elaboraciones resultantes. La tracción animal se dibuja también como una opción interesante para viñas viejas, con dificultades para ser mecanizadas, o marcos de plantación estrechos, a los que no pueden acceder los tractores.
“Un avance de interés”, describe así Outeiro, que puede encontrar su nicho en el nuevo paradigma del sector gallego, cada vez más vinculado a producciones de calidad, con visiones que priman el terroir sobre todo lo demás y donde la cantidad ha pasado a ocupar un segundo plano. Pone como ejemplo en este sentido a la Rioja Alavesa, donde existen al menos cuatro bodegas trabajando con caballos de tiro bajo los consejos del agricultor ecológico y referente en la materia Alfred Ferris: “La tendencia allí es creciente, es la prueba de que hay futuro”.
También Francia, un país en el que la práctica de trabajar con animales en viña nunca llegó a dejarse de lado y por lo que las técnicas, sistemas y filosofía de esta forma de trabajo evolucionaron al mismo ritmo que lo hizo el propio sector.
La tracción animal moderna se diferencia entonces de la tradicional en el uso de sistemas de aperos y arreos más actuales, con recursos más eficientes que se adaptan mejor a las necesidades de hoy en día. Sin embargo, quizá lo más importante, el dato clave a la hora de distinguirlas, resida en la importancia que ha pasado a otorgar la disciplina al bienestar de los animales en nuestro tiempo.
Á Molida colabora prácticamente a diario con otras asociaciones de tracción animal a nivel peninsular como la española La Esteva, la portuguesa Aptran o la catalana, de más reciente creación, y forma parte asimismo de la Federación Europea del Caballo de Tiro (FECTU). Todo ello con la idea de funcionar como “una especie de sindicato de los propios animales”: “Somos los primeros interesados en su bienestar, actuamos de forma mucho más restrictiva de lo que lo es la regulación actual e intentamos ir siempre un paso por delante”. “Para nosotros, son un compañero más, con las mismas condiciones de trabajo o mejores y con los que convivimos de forma constante, también fuera del horario laboral. Nos preocupamos de que coman, duerman y, en general, vivan en las condiciones idóneas”, se despide el veterinario y quien, por cierto, se refiere a todos sus colaboradores del mundo animal por el nombre de pila.