Diez consejos para una Vendimia 10

Para todo hay una primera vez y la recogida de la uva no es una excepción. La viticultora de O Ribeiro Concha Iglesias aporta las claves para superar el “síndrome septiembre”

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M. B.

Le pasa todos los años sin excepción. Con la llegada del alba del primero de septiembre, pareciera un conjuro, a Concha Iglesias (Beade, 1965), que, por otra parte, no deja de reírse a lo largo de toda la entrevista, le cambia el humor. Anda cerca la vendimia y eso… “Le estresa, le estresa mucho y ¿qué le va a hacer”: “¿Sabes qué dicen que es una fiesta? Pues para mí no lo es”. Hete aquí lo que ella misma denomina “el síndrome septiembre” y seguro que no es la única que lo sufre.

Se calcula que, solo en Rías Baixas, la vendimia dé empleo este año a más de 5.000 personas. Con la llegada de este mes, son así muchos los que, en Galicia, encuentran en la campaña de recogida una buena forma de ganarse un sueldo extra. Para los que se animen este 2018 por primera vez, sepan que Iglesias tiene las claves para superarla y es que, ahí va el primer consejo: “Tampoco es que haga falta un master”. ¿El segundo? “No cortarse un dedo”, se ríe.

Para empezar, “calma”, dice; “ante todo, mucha calma” cita para insistir a Siniestro Total y vuelve a reírse. “Hay que ir a Lume de Carozo”, sí, pero, a la vez, “la gente está cansada, nerviosa, así que tranquilidad”. En la parte técnica, importante distinguir las variedades —“no todas las uvas son iguales ni valen lo mismo”— , así como revisar bien las cepas, que no se queden racimos en el camino y que estos vayan lo más enteros posible de forma que no se rompa la piel de la uva.

Además, y especialmente en un año como este, “en el que la lluvia trajo mildiu y lo trajo de todos los colores”, es importante separar bien el fruto; descartar lo dañado por esta y otras enfermedades fúngicas, evitar las podredumbres, que lo escogido vaya limpio… pero, y una vez más, calma: “Con andar con cuidado… No tiene mucho más misterio”.

“¿Que si hay algún truco para el dolor de espalda? Pues como no hagas un precalentamiento…” improvisa Iglesias y la carcajada es larga al imaginar a los vecinos de la comarca, a las 7.00 u 8.00 horas de la mañana colocados en hilera en sus viñedos antes de empezar a trabajar para imitar una clase de gimnasia: “No, no hay truco, quizás aplicarse una crema… pero te van a doler las lumbares, los brazos y vas a tener agujetas…”. Eso, parece, es de ley.

Como también lo es “volver hecho un cristo”. “Si vas a la vendimia y vuelves de punta en blanco… Hija, pues yo no se que hiciste porque yo ya no hago mucho y mira…”. Así se entiende, claro, que la vendimia parezca patrocinada en Galicia por distintas marcas de bebidas. La ropa, en efecto, si no es de publicidad de Coca-Cola, que “sea vieja o de la feria” y, aunque haga calor, “mejor mangas y piernas largas”. El objetivo es evitar las picaduras de mosquito o que el mosto se pegue a la piel, “es malo de sacar”, y primar la comodidad.

“Guantes”, recuerda Iglesias de pronto, “los guantes sí que son muy importantes y un sombrero de ala ancha, muy ancha, tampoco viene mal”. Para el sol, además, hidratarse mucho. Es necesario desayunar, almorzar y comer bien: Pollo, pasta, arroz… Es lo que se sirve en su casa. ¿Abre el apetito vendimiar? “Será, a mí la vendimia solo me produce estrés” pero, dice ya más seria: “sí, claro, hay que comer porque este trabajo cansa”.

Cansa y cansa mucho y cuando, una vez en casa, este se abre paso… La sorpresa: Todo el mundo sueña con uvas. ¿Por qué será?” “No lo sé, puede que porque es lo único que ves en todo el día: Uvas, uvas, uvas…” Se ríe Iglesias, abogada de formación y, además de viticultora, también vicepresidenta del C.R.D.O. O Ribeiro y la bodega Viña Costeira, alto y fuerte otra vez: “las cosas serias hay que tomarlas con un poco de risa porque si no…”

Y hasta aquí sus consejos: ¿Preparados para la aventura?

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