«El Albariño es un sentimiento»

La Ciudad Europea del Vino 2017 despide hoy una de las grandes citas vitivinícolas del año en la comunidad tras cinco jornadas en las que se han servido más de 35.000 copas de albariño, llegando a superar los 150.000 asistentes

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El municipio pontevedrés de Cambados despide hoy una de las grandes citas vitivinícolas del año en la comunidad. Lo que empezó en el 53 como un concurso entre amigos bodegueros de la zona promovido por don Bernardino Quintanilla Álvarez y don Ernesto Zarate, es hoy una fiesta declarada de interés turístico nacional por la que cada año pasan, en tan sólo cinco días, más de 150.000 personas. 

Así es. El Albariño de hoy “no tiene nada que ver” con el de antes. Lo cuenta Manuel Sineiro, Capataz del Concello de Cambados, quien lleva más de 30 años organizando la logística de esta fiesta de la que guarda no pocos recuerdos y más de una anécdota. Todo era mucho más rudimentario en los 80. “Teníamos mesas de madera y casetas de hierro y se utilizaba una plataforma del propio Concello para los conciertos…”, ejemplifica Sineiro.

No sería una fiesta gallega si no hubiese miedo a la lluvia. Antes, en la época en la que el director del Parador de Cambados contaba los años de Fiesta del Albariño en Fiesta del Albariño por la tensión que suponía para él pasar de atender a 100 personas a hacerlo con casi 400, más que ahora que el emblemático Xantar del Albariño se celebra en la explanada de Pazo de Torrado, en la que se coloca una carpa, por aquello de “por si acaso”. 

La tensión de las preparaciones, eso sí, continúa actualmente. “Es difícil organizarlo todo” asegura Sineiro en este sentido para pasar a recordar las antiguas casetas en las que se situaban las bodegas: “Cada uno la decoraba como quería”.
Hoy, sin embargo, es el Consejo Regulador de Rías Baixas quien las prepara y, opina Sineiro, “son más, más uniformes y bonitas y dan otra sensación”. Hasta 42 productores de la D.O han estado presentes este año en el Paseo de La Calzada de Cambados.

El C.R.D.O. es también el encargado de organizar los túneles del vino y catas temáticas en los que, estos días, locales y foráneos han podido disfrutar de las más de 140 marcas de albariño participantes. Referencias, las de Rías Baixas, que de igual forma han evolucionado con el tiempo, pasando a convertirse en más de la mitad de la producción del vino en Galicia y generando un 63% del valor del sector en la comunidad.   

Muchas familias de la zona viven así de la elaboración de vinos de albariño. Estos días, cuenta Manuel, “todo el mundo aporta su granito de arena” y ya desde el lunes, o incluso antes, se ve que llega la fiesta: los cambadeses ayudan en lo que pueden y los estudiantes de la zona trabajan en la feria para sacarse un dinero extra. La hostelería, por su parte, “hace su agosto, nunca mejor dicho”, apunta Manuel.

Mucha, actual dueña del restaurante Mar de Arosa, más conocido en el municipio como ‘El Reboredo’ por el apellido de su fundador; padre de Mucha y a quien le fue otorgada la capa del Albariño; lleva más de media década viviendo la fiesta. Explica por teléfono, con prisa y barullo al fondo, que “es muy estresante” para los locales de la zona y “que hay mucho trabajo”.

Cuando se le pregunta por el Albariño, lo compara con los San Fermines. “Fíjate lo que te digo”.  Recuerda las primeras ediciones de la fiesta mucho más calmadas, desarrolladas en su mayor parte por la mañana y con una comida y una verbena. “Una cita campestre, muy bonita, el vino era casero…”, describe.  “Ahora, es una batalla campal”, asegura en referencia a la gran cantidad de gente que ha visitado la Ciudad Europea del  Vino 2017 estos días.

La gente es,  por otro lado y precisamente, lo que más le gusta a José Manuel Domínguez, integrante de la emblemática charanga de Cambados, Unha Grande Chea, y quien no se pierde un año la Fiesta del Albariño.  Llegaron a ser más de 80, hoy son unos 15, pero continúan acudiendo a la fiesta con sus famosos chalecos, sus canciones satíricas y la “copa colgada para no tener que pagar”, bromea Domínguez.

“Un ambiente sano y de alegría en el que enseguida se conecta con la gente, para cantar, bailar y pasarlo bien”, en opinión de este exprofesor de 64 años que no se ha perdido un Albariño desde los 80 y que no olvida recordar a los turistas que beban el vino de pié. “Sentado entra bien y al levantarse…”, puntualiza sin llegar a terminar la frase para ofrecer dos cosejos más a los visitantes: no consumir el albariño muy frío, “si no, no se distingue el bueno del malo” y no llevar zapato abierto para no cortarse con los cristales de las copas que hay en la calle en estas fechas.

José Manuel Domínguez y Unha Grande Chea ya tienen sucesores,  según dice él mismo.  “Os Turuletas”, una peña de chavales de entre 20 y 30 años, que también son de Cambados y componen canciones empiezan a cogerle el relevo. Sus integrantes, entre los que se encuentra el hijo de José Manuel,  llevan ya varios años acudiendo a esta fiesta,  cuya filosofía parece ser transmitida de padres a hijos.  No en vano, concluye José Manuel,  la  “Fiesta del Albariño es un sentimiento” en Cambados. Lo mismo opina Eduardo, conocido como “el presi” en la famosa peña Chejar e Encher, fundada en el año 91 y una de las pioneras en utilizar las tradicionales y llamativas camisetas que estos días han inundado Cambados y para las que hasta ya existe un concurso de originalidad.

Cuenta que todos los años se visten de naranja desde que decidieron, hace más de 20, que esta era una buena forma de no perderse entre la multitud en una época en la que no había móviles.  Una peña de más de 50 personas a la que pertenecen amigos de Cambados, sí, pero también otros muchos procedentes de otras partes, desde Coruña hasta Estados Unidos, y que encuentran en el Albariño la excusa perfecta para volver a encontrarse de nuevo, cada año, en el municipio.

“Es la posibilidad de reunir a los amigos”, zanja Eduardo, mientras saluda los suyos desde el coche.   Es miércoles y la fiesta acaba de empezar. Tras su inauguración, quedan por delante cinco días de vino,  gastronomía, música y diversión en los que Cambados servirá más de 35.000 copas de albariño y superará los 150.000 visitantes,  entre túneles del vino, catas temáticas, charangas, verbenas y demás espectáculos,  sin olvidar la Cata Concurso en la que se miden los mejores Rías Baixas o el acto de investidura de las nuevas Damas y Cabaleiros del Capítulo Serenísimo del Albariño.  

Terminará a las 11:59 horas de esta noche con el tradicional espectáculo pirotécnico del Puerto de Cambados.  Manuel Sineiro atiende la llamada, atareado todavía con preparativos. ¿Quieres añadir algo más? “Sí, que la fiesta es muy buena para el pueblo y el pueblo también es muy bueno”. Ahora, toca esperar otro año para que vuelva.