El minifundio como ventaja

Galicia, lo nuestro, es vanguardia y su descubrimiento es un ejercicio fascinante que merece la pena experimentar

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Galicia ha sido capaz de situarse a la vanguardia en grandes sectores como la automoción, el naval, la conserva o la piedra natural. La investigación, la innovación y el desarrollo han impulsado estas actividades de la comunidad hasta situarlas en puestos de referencia económica. El vitivinícola, estimulado desde la tradición por grandes bodegueros y avivado por la nueva generación de expertos con actuales y acertadas intervenciones en el cultivo y la transformación, también forma parte de la excelencia dentro del mercado internacional al cumplir con los más exigentes parámetros de calidad, que le han supuesto ese reconocimiento universal del que  goza.

Nuestra comunidad es hoy una región de referencia, posee condiciones excepcionales para competir y está en posiciones punteras. La recuperación de las variedades autóctonas y un rendimiento adecuado a la estructura del territorio, convirtiendo el minifundio, tan denostado en otras zonas, en elemento exclusivo y diferenciador, son los garantes del éxito. Esa apuesta por lo que Galicia es en su complejidad geográfica le permite hacer vinos distintos y de calidad, vinos exclusivos que se venden bien y a buen precio. El mundo quiere vinos como los gallegos y Galicia los está produciendo.

Pero esa no es la meta final. El sector se enfrenta a grandes retos y debe superar duras pruebas para lograr mantener la visibilidad, para sacar la cabeza en la hercúlea pugna competitiva a la que se somete a diario el mercado del vino en todo el planeta. Galicia, sus bodegas, sus viticultores y sus técnicos han exhibido una gran fortaleza en un recorrido en el que han encumbrado sus caldos y en el que se han ganado las llaves que abren las puertas a un futuro aún más esperanzador. 

Entre los nuevos desafíos del sector vitivinícola gallego, al amparo de su magnífico posicionamiento actual, destaca la necesidad de prolongar la producción en ritmos de crecimiento adecuados a la demanda sin perder esa tipicidad, esa autenticidad, en definitiva, por la que nuestros vinos se han posicionado como tendencia. El equilibrio entre la personalidad, la calidad y la respuesta necesaria a la exigencia mercantil es clave para la salud del sector y para su fortalecimiento definitivo en esa dura batalla que, como se encargan de recordar a diario las mujeres y los hombres de la viña, nunca se detiene.

Nuestros paraísos naturales de la vid transmiten salinidad, frescor, tradición, juventud, magia y modernidad desde Rías Baixas al Ribeiro, de Betanzos al Morrazo y de la Ribeira Sacra a Valdeorras pasando por Monterrei de vuelta al Val do Miño y camino del Barbanza.
Galicia ha sabido explotar sus aromas y sus sabores para convertir sus vinos en únicos, en auténticas joyas que año a año se embotellan para regalar a nuestros paladares sensaciones exclusivas de esta región vitivinícola. Galicia, lo nuestro, es vanguardia y su descubrimiento es un ejercicio fascinante que merece la pena experimentar.

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