Es una denominación de origen de la vecina Francia y en el detalle de su presupuesto puede observarse como, bajo el epígrafe ‘Lobby’, se desglosa una partida de 400.000 euros. Saben allí que la pelea del vitivinícola no se está librando a nivel regional y tampoco en los estados: “El partido está en Europa y en él nos lo estamos jugando todo”, resume con rotundidad el que es secretario general de la D.O. Rías Baixas, Ramón Huidobro, aunque en esta mesa de debate “va a hablar a título personal, al no haber una postura única en el C.R.D.O”
Es sábado y el Pazo de la Cultura de Pontevedra acoge la jornada de análisis La Viticultura gallega, ante la encrucijada 2030, organizada por la Asociación Galega de Viticultores (AGV). Tras una pausa para el café y frente a viticultores, enólogos, gerentes o bodegueros, Huidobro advierte: “El tema puede resultar tedioso pero es muy importante para el sector”. La reforma de la Política Agraria Común (PAC) para el periodo 2021-2027 está ya avanzada, pese a su previsible retraso ante el Brexit o las elecciones europeas, y afecta al vitivinícola gallego”.
Por un lado, y en lo que respecta a lo económico, Bruselas plantea un recorte de en torno al 5% del presupuesto de la PAC en el conjunto de la UE. De aprobarse, se concretaría en 365.000 millones de euros para el periodo 2021-2027 frente a los 408.000 destinados a la franja 2014-2020, en la que España se benefició de casi 5.000 millones de euros al año. En el conjunto del período, el sector vitivinícola nacional recibió unos 1.000 millones, mayoritariamente destinados a la reestructuración de viñedos.
Por otro lado, y en lo referido a la política de calidad propiamente dicha, la comisión propone modificar la definición actual de D.O. por una en la que el factor humano, parte fundamental del territorio en Galicia, pierda peso con respecto a los factores naturales. También preocupa a Huidobro la liberalización de las autorizaciones de plantación a partir de 2030 porque, dice, “puede generar un desequilibrio entre oferta y demanda” y cree que las regiones, caracterizadas por distintas particularidades, tienen que tener competencias en el asunto: “No tiene nada que ver la extensión de los viñedos en Galicia con la de los de la Mancha”. Habló en la mesa, además, de los llamados vinos desalcoholizados: “Hay que regularlos pero no como parte de la categoría vino: la definición es errónea e industrializa un producto natural”.
Autorización de híbridos
Entre todas las cuestiones a debate en la UE, una parece llamar especialmente la atención del vitivinícola gallego. Tras haber estructurado su modelo de negocio y posicionado su marca en torno a sus variedades autóctonas, el sector asiste ahora a la posibilidad de que los 27 autoricen a las D.O. a elaborar vino a partir de los llamados híbridos: cruces entre variedades de la especie vitis vinifera y uvas de otras especies, procedentes de América.
Hace ahora dos meses, el día 11 de diciembre, María del Carmen Martínez, científica del CSIC y otra de las ponentes de la jornada de la AGV, participó como experta internacional en un seminario ante autoridades de Agricultura de los estados miembros en Bruselas. Su misión era aportar datos desde el punto de vista científico que ayudasen en la toma de decisiones legales en materia de híbridos. Allí desglosó argumentos a favor y en contra de su autorización. A favor y en primer lugar: “la mayor resistencia de estas uvas a determinadas enfermedades fúngicas permitiría reducir, que no eliminar, el uso de tratamientos fitosanitarios en los viñedos, con la consecuente disminución del impacto en el medio”. En segundo: “Existen agricultores en la UE que lo demandan. En Pontevedra, está el ejemplo del Tinto de Barrantes, elaborado a partir de la folla redonda”.
Martínez aportó también razones en la dirección opuesta. Para empezar: “Los híbridos no son totalmente resistentes a estas enfermedades, según los datos de los que se dispone, y faltan todavía más estudios en la materia”. Para continuar: “Estos cruces americanos producen peores vinos: ejemplo de ello es el descenso de la calidad de las elaboraciones gallegas entre los 60 y los 90”. Además “existen preocupaciones relativas a la salud de los consumidores relacionadas con la mayor presencia de compuestos perjudiciales como el metanol o la malvidina en las foráneas y habría que poner en marcha, incluso, estudios clínicos para comprobar si, efectivamente, los vinos resultantes de las mismas son peores para el organismo que los elaborados a partir de viniferas”. Finalmente “las autóctonas están asociadas a la riqueza patrimonial de Europa”.
“El tema es muy complejo y delicado”, ha asegurado a Galicia en Vinos la experta, quien, aunque “abierta como científica a estudiar todas las posibilidades”, se muestra preocupada por la autorización de estos cruces en la UE, a cual, por otro lado, parece dar ya por hecho. “Se ha llevado a cabo una gran inversión en reconversión de viñedos en Europa para eliminar precisamente a los híbridos y sustituirlos por nuestras antiguas viniferas y, ahora, es incluso posible que se les vaya a promocionar sin estudios suficientes sobre sus posibles beneficios para el medio”, dice la científica y reflexiona: “Hay que ser cautos”.
Frente a esto, tanto Martínez como su compañero en la mesa de debate, Paco Rego, parecían tener clara la solución. “Hay que invertir tiempo y dinero en investigación para reducir el uso de tratamientos en las uvas autóctonas. Científicamente es posible”, cerraba la charla Rego. Huidobro añadiría después: “Lo que tenemos que hacer en la UE es no darnos cabezazos contra el muro, sino negociar, intercambiar cromos”.
En la jornada participaron también: José Luis García Pando, presidente de la D.O. Valdeorras; Xosé M. Vilas, ingeniero agrónomo; Joaquín Sánchez, presidente de la Ruta del Vino de Valdeorras; Roberto Regal, enólogo; José Crusat, bodeguero; Xosé Antonio Meixide, impulsor de la I.G.P. Tierra de Betanzos; José Manuel Puga, técnico de Desarrollo Rural y Xurxo Álvarez, titular de la Federación Rural Gallega (FRUGA) y la AGV. La despidió Roberto Rivas, presidente de la AGV: “Botamos a mañá a arreglar o país e agora hai que beber do país”. La tarde prometía un túnel del vino que agotaría después, y en menos de dos horas, las 300 copas previstas para toda la jornada, con afluencia de público muy superior a la media de anteriores ediciones.