María Bueno
Con la llegada del frío y la caída de las hojas de la vid en la comunidad, se abre el período de poda en el vitícola gallego. Uno de los trabajos más creativos de las labores en el viñedo para el que la “inteligencia” y la “experiencia” son necesarias a partes iguales.
Nos lo cuenta Francisco Rego Martínez, hoy jubilado como Técnico de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia y Premio Mágnum Honorífico 2016 “Vinolvidable” por el Instituto Galego do Viño, quien lleva desde el 93, sino antes, realizando esta función.
Él lo tiene claro, nos dice que “a poda é todo un mundo” y lo demuestra con lo que podría calificarse como una master class de hasta dos horas a través del teléfono, en las que, aún así, parece haberse dejado cosas en el tintero.
La poda, explica, consiste en dar unos cortes a los sarmientos de la vid en distintas longitudes de manera adecuada al vigor que presenta cada cepa para frenar y dar forma al crecimiento ilimitado de esta planta trepadora.
Con ello, se consigue controlar la producción y una consecuente mejora en la calidad del fruto, además de ordenar el viñedo para facilitar, posteriormente, la aplicación de distintos tratamientos.
La forma de la planta: parra, vaso, espaldera; la geometría y la densidad de plantación; la naturaleza del terreno e incluso de cada cepa; el clima o el tipo de vino que busquemos elaborar son solo algunas de las cosas que influyen en la poda.
Por esa razón, insiste Rego, es muy importante que sea realizada por un equipo con formación y criterios claros. Habrá que evitar, además, los cortes de gran sección, que favorecen la entrada de enfermedades en la planta.
A veces es necesario algún rebaje de invierno, reconoce, pero, en su opinión, debe ser la excepción y no la regla. Habla de “maestría” y considera “que hai que saber o que se fai” porque este es un trabajo no solo importante, sino también imprescindible.
Una de las patas, en definitiva, sin la que la mesa se cae pero que, puntualiza, necesita también de las demás para sostenerse: Desde un buen diseño inicial del viñedo hasta otros trabajos de mantenimiento de la viña como son el uso de abonos, el control de plagas y enfermedades o el deshojado de la vid, entre otros.
Existen distintos tipos de poda. En Galicia podemos encontrar así poda corta; se dejan trozos de sarmiento cortos, los pulgares, en lugar de varas y es típica de Monterrei o Valdeorras; larga, los trozos de sarmiento se dejan más largos, una vara arqueada, y caracteriza la viticultura de O Ribeiro; o Guyot; una combinación de las dos tipologías anteriores.
Sea cual sea la escogida, debe empezarse una vez la planta ha entrado en su fase de reposo; nunca antes de que la hoja esté amarilla, es decir, haya perdido la clorofila y dejado de hacer la fotosíntesis.
Anticiparse significa frenar la recuperación de reservas de azúcares u otros compuestos en la cepa trabajada, en palabras de Rego, “matar ós obreiros antes de tempo”. Algo especialmente problemático en cosechas en las que, como esta, la cepa ha podido sufrir por inclemencias meteorológicas como la sequía.
En este sentido, aconseja también esperar a enero y febrero, si es posible, para ponerla en práctica. De ese modo, asegura, las yemas brotarán más tarde y, con ello, el viticultor reducirá las probabilidades de que las heladas afecten al fruto.
En primavera, además, habrá que hacer otra poda, para eliminar, por ejemplo y en caso de que sea necesario, los brotes de algunas yemas antes dormidas, “os suplentes do banquillo”.
Hasta aquí las claves de Rego para la Poda, a la que define, ante todo, como un trabajo “bonito”: “Vas pasando polos pueblos e ves xente no campo: Aló unhas chemineas porque están queimando as vides e máis alá uns paisanos podando mentres outros carrexan os sarmientos”.
Entonces le preguntamos por el frío: “A xente que está no campo é unha xente dura, adaptada ó medio, é cuestión de abrigarse”, responde y concluye: “É un traballo que engancha, creativo, que che fai pensar, téñemo dito moita xente: arquitectos, farmacéuticos…”.
“Vas vendo como vai medrando a planta e, despois, si acabas facendo viño e é un bo viño, enséñasllo aos amigos e encántalle…”. A poda “é vida”, asegura Rego Martínez, “o principio dun ciclo precioso no viñedo”.