“¡Sí hombre!”. Es lo que me responde mucha gente cuando les animo a probarlo pero prometo que hay pocas experiencias comparables a disfrutar de las termas de O Ribeiro en un día de lluvia, o incluso nieve. Sorpresa, tranquilidad, paz… El calor te acoge y la sensación es indescriptible. Estoy convencida de que la persona a la que se le ocurrió la frase: “Se chove que chova”, lo hizo desde una terma en invierno, y con una copa de nuestros vinos.
Termas de Prexigueiro, a cinco Kilometros de Ribadavia. Foto:Termas de Prexigueiro
Esta es una gran época para disfrutar de la genuina combinación de termalismo y enoturismo que ofrece la comarca. Ourense es una de la provincias con más recursos termales del país y, la que nos atañe, la D.O. más antigua de Galicia. Entre las históricas de la Península Ibérica, lleva impresa la cultura del vino en cada uno de sus recovecos y concellos: el paisaje, las costumbres, las gentes, las calles… Todo habla del vinícola de la zona y su historia.
Ocurre en los países nórdicos y también en O Ribeiro: Las actividades termales tienen un atractivo especial en estas fechas, en las que las bajas temperaturas del invierno hacen que el cuerpo, y el alma, nos pidan calor. Al de las aguas que nos acogen, y a sus efectos beneficiosos para la salud, le completan el del disfrute de un buen vino y el relato de su origen, su elaboración, su significado, su nombre.
Dos caras distintas del denominado ‘turismo slow’ que se unen en una ruta para relajarse, socializar, descansar; una ruta para los amantes del disfrute. La empezamos en la ciudad de Ourense y con una advertencia para el posible visitante: Que sepa que, si viene, va a querer volver, y probablemente acompañado. Ahí están los datos de la Ruta del Vino de O Ribeiro, que reflejan altas tasas de fidelización en ambas disciplinas.
Copa de vino blanco de O Ribeiro. Foto: FVR
De las termas de Outariz o A Chavasqueira en Ourense a los balnearios de Cenlle, con tratamientos y piscinas termales, además de experiencias enogastronómicas combinadas con las primeras, para llegar a Ribadavia y su casco histórico, su Museo Etnolóxico y donde muy cerca abrirá pronto el Museo do Viño de Galicia, que pretende ser toda una referencia de la cultura vitivinícola de la comunidad autónoma.
No muy lejos están las termas de Prexigueiro, de inmejorable situación. Un lugar para alejarse de todo y adentrarse, en medio del bosque, en el silencio. También O Carballiño, villa termal por excelencia, o Leiro, donde el histórico referente del vino de O Ribeiro, el Monasterio de San Clodio, cuenta desde hace poco con un spa de vinoterapia, centrado en tratamientos que explotan los efectos beneficiosos del vino para la salud.
A todo ello se suman las bodegas distribuidas a lo largo de la comarca. Solo en la Ruta del Vino, son más de 20 y todas ellas ofrecen visitas guiadas en esta época del año. Los horarios y precios de cada una pueden comprobarse a través de la web de la Ruta. En términos generales, hablamos de bodegas pequeñas, donde la cercanía con el elaborador destaca como un gran valor añadido.
Exterior de una bodega de O Ribeiro. Foto: Ruta do Viño de O Ribeiro
Así lo ponen de relieve los entre 10.000 y 12.000 visitantes que la ruta contabiliza al año en las encuestas. Si hay algo que llama la atención del turista de la zona, eso es el recibimiento del propio bodeguero, la familiaridad en el trato y las explicaciones. No en vano una de las figuras específicas de O Ribeiro es la de los llamados colleiteiros, pequeños elaboradores marcados por siglos y siglos de tradición en la producción vitivinícola.
Vino y termas son así el tándem perfecto. Lo completa una amplia oferta gastronómica, con el pulpo a feira de O Carballiño y los dulces hebreos de Ribadavia como dos grandes señas de identidad y en la que no faltan restaurantes de comida tradicional gallega, tampoco otros más modernos. Para descansar: alojamientos en balnearios, bodegas y de turismo rural en toda la comarca.
Ya lo saben, ante el frío del invierno, venganse unos días a O Ribeiro: ¿Que chove? Pois que chova.