Playas, islas, iglesias, balnearios, pueblos marineros y muchas más riquezas… Recorren, desde el Monte Louro en Muros hasta la desembocadura del Miño, una zona reconocida por elaborar uno de los mejores blancos del mundo, además de maridarlo con sus también famosos mariscos y pescados. En Rías Baixas, una gran cantidad de bodegas —muchas integradas en su Ruta del Vino— ofrecen al enoturista la posibilidad de conocer la elaboración de sus vinos de primera mano a través de visitas guiadas, catas o paseos por viñedos yendo, algunas de ellas, incluso más allá, para completar estas actividades con conciertos al lado del mar, exposiciones de arte o degustaciones gastronómicas. Rías Baixas es un lugar que puede conocerse de muchas formas: Practicando deporte a través de su BTT o sus rutas de senderismo; relajándose en A Toxa y sus famosos balnearios; paseando por las Dunas de Corrubedo, las Islas Cíes — donde, por cierto, se encuentra la mejor playa del mundo para The Guardian—, o el pequeño pueblo de Combarro; visitando pazos como el de Baión o Fefiñáns; o disfrutando se sus fiestas, hay muchas, y población local en citas como la del Albariño de Cambados. Desde allí, con “el atardecer estival como telón de fondo para degustar un Rías Baixas”, en palabras de Benito Leiro, merece la pena despedirse.
Enoturismo en Rías Baixas: La cuna del albariño puede conocerse de casi cualquier forma
En bicicleta, disfrutando de un concierto, paseando por pueblos marineros o desde la mejor playa del mundo. Las posibilidades para el enoturista aquí son enormes
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