M.B. – Vigo
“¿A qué sabe el tiempo?” Responde un blanco que nace de cepas retorcidas por el paso de los siglos desde una única parcela en el corazón de O Salnés: La Finca Xieles, origen y también nombre de este 100% albariño concebido para ser redescubierto una y otra vez, con matices que podrían recordar en otro campo a lo mejor de la pintura flamenca: “A primera vista es varietal, equilibrado, con una boca muy densa y envolvente que lo vuelve tremendamente agradable, muy rico de beber; un vino franco y directo para el disfrute de cualquier tipo de consumidor… Y, a la vez y a medida que lo catas, a poco que dejas que se abra en copa, vas viendo más y más detalles, sus matices, su marcada elegancia y complejidad”.
Se deshace en adjetivos la directora enológica de Bodegas Martín Códax, Katia Álvarez, a la hora de presentar la última incorporación de la cooperativa de Cambados en el marco se su apuesta por continuar haciendo de la diferencia su mayor virtud. Llevan años trabajando en proyectos de zonificación, investigando las parcelas de sus socios y buscando en cada una de ellas esa condición que se salga de lo común para dar lugar a un vino único. Lo encontraron y de qué modo en lugar de Xieles, pleno corazón de O Salnés, en una única de parcela de cerca de una hectárea con marcada pendiente.
Allí, entre socalcos, sobre suelos graníticos y orientadas hacia el mar, se encuentran cepas plantadas a finales del siglo XIX por el abuelo de Benito Castelo, uno de los fundadores de la cooperativa: “Él solía decir que se acordaba de ver esas cepas de niño”. Vides prefiloxéricas de albariño, con troncos arrevesados por las modificaciones que han sufrido los parrales con el paso del tiempo para adaptarlos a las formas de trabajo actuales y rendimientos muy bajos, del 50% si se les compara con las de una parcela media, que han llegado a lo mejor de la madurez para “dar lugar a un vino muy interesante, con mayor concentración de aromas y un perfil más definido y homogéneo que promete mantenerse cosecha a cosecha”.
Sometido a seis meses de crianza sobre sus propias lías en depósitos de hormigón con forma oval y para cuya elaboración se ha utilizado solo el mosto flor, se trata de un blanco singular que destaca por su mineralidad, de intensidad media con notas cítricas de fruta blanca y de hueso. Intenso, largo y cítrico, de boca amplia, con buena acidez y gran volumen.
Ante todo, prueba de las huellas del tiempo que han marcado la parcela de la que nace y le da nombre. Se llama Finca Xieles, un sabor único y especial que recuerda a lo mejor del origen y la tradición de la Denominación de Origen Rías Baixas.