Galicia, «A world apart»

La comunidad se perfila como un destino enoturístico de relevancia en el mapa de los amantes del vino y así lo reflejan distinguidas publicaciones internacionales como The New York Times o Wine Enthusiast

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«Situado justo al norte de Portugal, este rincón de España es diferente a cualquier otro en el país». «Se refugia bajo un dosel de nubes, orillas rocosas azotadas por furiosas olas, exuberantes paisajes luminosos y relucientes por la lluvia». «Es el hogar de la región vinícola de Rías Baixas y de la mayoría de blancos fascinantes de España, incluidos los de Monterrei, Ribeira Sacra, Ribeiro y Valdeorras». «Una tierra de pazos, grandes casas solariegas rodeadas de viñedos y hórreos», «con un notable patrimonio de uvas». «En esta región distintiva, hablan gallego, comen enormes cantidades de marisco y aprecian el buen vino». «Un mundo aparte de España» ya situado «en el mapa de los amantes del vino». Así definen Galicia a hasta 8.000 kilómetros de distancia algunas de las cabeceras más importantes del mundo como The New York Times y también destacadas publicaciones especializadas, bien sea Decanter, Vine Pair o Wine Enthusiast, quien, esta última, llegó a nominarla a Región Vitivinícola del año 2017 por su potencial enoturístico.

En Rías Baixas ya imparten cursos de inglés especializado en vino y no es para menos: Cada vez son más los expertos del sector que hablan de Galicia en este u otros idiomas. A fecha de 25 de marzo, los gallegos han participado en dos de las ferias más importantes del sector a nivel mundial -La Foodex Japan y la Prowein Alemana- y no se han perdido Fitur, Enofusión o los Bacchus, donde se han hecho con un 10% del medallero. Una labor de promoción nacional e internacional que está lejos de acabar aquí. Galicia acudirá en abril a Alimentaria y en mayo a la London Wine Fair, entre otros eventos y, mientras tanto, sus D.O. continúan organizando misiones inversas con profesionales del sector e invitando a periodistas e influencers para mostrarles todo lo que tienen que ofrecer.

Es mucho. Hablamos de nueve sellos de calidad – cinco D.O. y cuatro I.G.P.- aglutinados en una sola C.C.A.A. Viñedos repartidos entre paisajes de costa e interior -playas, valles, bosques, laderas…-, donde se cultiva una infinita lista de variedades autóctonas -albariño, godello, treixadura y también mencía, sousón, pedral… y muchas más- de las que nacen blancos, tintos, rosados, espumosos, tostados… Más de 1000 marcas que firman más de 500 bodegas; 500 historias, como mínimo, que conocer.

Mucho por ver, probar y sentir entonces, y muchas formas de hacerlo. El enoturista que llega a Galicia puede recorrerla en tren, en bús – le han puesto uno incluso al Cocido de Lalín-, en catamarán, en todoterreno, a caballo, en bicicleta y hasta en globo. Haciendo senderismo, combinándolo con yoga, natación o sus famosas aguas termales; estrenará pronto, por cierto, su primer Wine Spa. Las visitas transcurren por bodega y viñedos pero también por museos; no en vano se sitúa en Galicia el primer precedente de una D.O en España, tal y como explican en el Etnolóxico de Ribadavia. Hay más: En Verín, el de los Claustros Mercedarios; en Cambados, el del Vino; en <a href=»/galicia/comarcas/arbo/» title=»Arbo»>Arbo</a>, Arabo; en Monforte, el Centro del Vino de Ribeira Sacra, D.O. en la que también se ubica el Ecomuseo de Arxeriz. Próximamente, abrirán sus puertas, además, el Centro del Vino del Condado y el Museo del Vino de Galicia.

Aquí, en Galicia, el vino es historia – prueba de ello son sus lagares rupestres- y cultura. Resulta natural encontrarlo en el centro de actividades que, aparentemente, nada tienen que ver con él: Protagoniza exposiciones artísticas de relevancia internacional y en su honor nacen auténticos festivales de música como el Son de Viño de O Ribeiro o el 17º de Ribeira Sacra, entre otros. Se combina, también y cómo no, con la gastronomía. En estos tres meses de invierno, los gallegos ya han disfrutado de esa unión en Baiona, Vigo, Redondela, Lalín, Cangas o Verín? Y, probablemente, en todos los municipios de la comunidad. Así seguirán porque, si hay algo que realmente inspira el vino en Galicia eso es: Muchas, muchas fiestas. Ya se han celebrado las dos primeras del año, en Chantada y Amandi, pero quedan más. Para ya, en abril, las Ferias del Vino de Riberas del Ulla, en Rías Baixas, O Ribeiro, en Ribadavia, y la de la Lamprea, en Arbo. Pensando en verano: Las de Ribeira Sacra, Monterrei o Valdeorras y también la del Albariño de Cambados, son solo las más conocidas. Charangas, gaiteiros, orquestas, comidas y catas populares inundan a lo largo del año la comunidad para que nadie dude de lo que han contado en Wine Enthusiast: Los gallegos aprecian, y a lo grande, el buen vino.

El mismo que les ha situado ahora en el mapa de sus amantes, los enoturistas. Todavía hay pocos datos de esta modalidad pero los que hay son alentadores: La enogastronomía se sitúa como el segundo motivo, solo por detrás de la naturaleza, por el que los turistas nos eligen y los visitantes de la Ruta del Vino Rías Baixas, la única que los contabiliza, crecen al ritmo de un 12 y un 13% anual. Esto promete.

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