La añada del 17 presume de calidad

La segunda mejor cosecha de toda la historia de Rías Baixas da lugar ahora a “vinos muy aromáticos, equilibrados, con buenas maduraciones y frescos”. En las D.O. ourensanas, el saber hacer ha logrado que las referencias se mantengan en su línea pese a las inclemencias del tiempo, el nivel es “excelente»

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En 2017, la recogida de la cosecha se adelantó en la mayor parte de las zonas vitivinícolas de la comunidad. Ya el 23 de agosto, los periódicos gallegos hablaban de vendimia en sus páginas. Galicia daba los primeros pasos de una campaña inusualmente tempranera y en la que la calidad de las uvas prometía grandes resultados: Era “espectacular” sanitariamente hablando. 

Y los resultados llegaron. El pasado octubre, Rías Baixas pudo presumir de la segunda mejor cosecha de su historia: 39, 2 millones de uvas recogidas, en cifras redondas, en una campaña en la que la vendimia se produjo en la D.O. del albariño con quince días de antelación con respecto a un año normal y en la que la uva entró en bodega en unas magníficas condiciones. Así lo apuntaba el presidente de la D.O., Juan Gil de Araújo, en declaraciones a Galicia en Vinos a mediados de ese mismo mes. 

En lo que respecta a los sellos de calidad ourensanos, por su parte, afectados de forma desigual por las heladas de abril o el granizo de finales de agosto, se sintió una merma en la cantidad de la cosecha recogida pero no así en su calidad. De ello informaba Lara da Silva, presidenta de Monterrei, posiblemente la denominación más afectada, de todas las gallegas, por estas incidencias: “La uva presenta, según indica nuestro departamento técnico, un estado inmejorable”, aseguraba.

“Atípica pero excelente” en O Ribeiro, “tempranera y excepcional” en Ribeira Sacra o “en dos fases y con valores diferenciales” en Valdeorras, según los respectivos titulares de estos sellos, la cosecha 2017 de la comunidad sale ahora al mercado en forma de vinos frescos, juveniles y con buenas maduraciones. Así lo explica José Manuel Martínez Juste, enólogo de Grandes Pagos Gallegos de la Viticultura Tradicional, quien hace especial incidencia en la importancia de las lluvias de la primera semana de septiembre. 

“La cosecha 2017 ha estado marcada por la sequía de la época estival y el período de lluvias de principios de septiembre, dando lugar a vinos con buenas maduraciones, juveniles y con una estructura más fresca” desarrolla el experto en este sentido. También el enólogo Pablo Ibáñez, al ser preguntado por Rías Baixas, habla de la importancia del agua a la hora de describir la cosecha 2017 de la denominación. “Este año nos vamos a encontrar en el mercado con vinos más redondos, más equilibrados”, dice y concluye: “Es un muy buen año a nivel de calidad, de aromas, de limpidez…”.

Y de Rías Baixas a O Ribeiro, una zona en la que, comentaba en octubre Juan Manuel Casares Gándara, presidente de la D.O., la vendimia fue “absolutamente atípica” debido a los episodios de helada, sequía y granizo que obligaron a recoger la uva en tres fases. El fruto, en cualquier caso, insistía, llegó “en muy buen estado sanitario y con una gran calidad a bodega; incluso, con un grado de maduración más alto que en años anteriores”, lo que les hacía pensar que sus vinos iban a tener “una calidad excelente”. 

Así lo suscribe ahora Pablo Estévez, enólogo de, entre otras bodegas, Priorato de Razamonde, quien habla de un año muy marcado por las inclemencias climatológicas. Opina, sin embargo, que tanto bodegueros como enólogos han sabido adaptarse a las condiciones de cada parcela, aplicando los cuidados necesarios viña a viña: “El buen hacer ha conseguido que la calidad de los vinos se mantenga y los resultados ahí están, los vinos de este año son excelentes. Las bodegas han sido capaces de mantener su línea: Vinos aromáticos, de acideces medias y con mucha estructura en boca, muy persistentes, buenos equilibrios…”, ha asegurado. En la misma línea se sitúa Antonio Muñoz, director técnico de Bodegas Gallegas, quien cuenta que, aunque al principio tuvo sus reticencias, se llevó una sorpresa en bodega: “Me encontré con una calidad, una complejidad en los vinos que no esperaba”, dice. 

También en Valdeorras supieron adaptarse. “En muchas zonas y gracias al esfuerzo de los viticultores, la uva volvió a brotar y, al final, el descenso en la producción no fue tan acusado como inicialmente se había previsto”, explicaba José Luis García Pando, titular de la D.O., al cierre de la vendimia para pasar a añadir: “Un año más, la uva de Valdeorras se caracteriza por su calidad excepcional”. “A pesar del descenso en términos cuantitativos, las perspectivas apuntan a una muy buena cosecha y los valores diferenciales de nuestros vinos van a seguir estando ahí”, concluía. 

En Ribeira Sacra, por su parte, se recogieron 5,5 millones de Kg de uva, situándose, de ese modo y “más o menos”, en las cifras del año pasado. Ya entonces, las analíticas “auguraban un muy buen año” para la D.O. de la viticultura heroica. “La uva está sana, hay una buena graduación, la acidez está equilibrada…”. Parámetros de calidad que, más allá del descenso del 35% de su cosecha del 17 con respecto a la del 16, se repetían en Monterrei

“Los efectos de la helada produjeron unas mermas importantes en cantidad pero, en los pocos viñedos que no se vieron afectados por la helada o en los que las uvas salieron en segunda cosecha, las uvas han dado lugar a vinos muy concentrados, de fuerte personalidad, con una calidad extrema”, apunta Martínez Juste.

Calidad también en la benjamina de las I.G.P. gallegas, que este año ha estrenado sello de calidad con una cosecha “excelente” en términos tanto cuantitativos como cualitativos. Así lo asegura Pablo Estévez, quien explica que los vinos de Ribeiras do Morrazo que el consumidor va a encontrar este año en el mercado son “muy equilibrados, aromáticos, con maduraciones adecuadas…”. “De los mejores años que recuerda”, según resume y concluye: “Un buen estreno para la I.G.P.” 

Así las cosas, con buena parte de la añada 2017 ya en el mercado y no pocos premios en su haber, los expertos piensan ahora en la próxima cosecha. Aún es pronto para hacer previsiones, coinciden en insistir unos y otros, pero, de momento, nada parece impedir que este sea un gran año. “La brotación fue buena; a día de hoy, hay bastantes racimos y el estado sanitario es perfecto. En cualquier caso, es muy temprano todavía: Hay que esperar a que pase floración, este estado del ciclo de la vid marca mucho los resultados, si hay un buen cuajado de la flor o no…”, se despide Estévez. 

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