La cuna del albariño, de copa en copa

De viaje a una tierra labrada en piedra, mar y vino durante siglos

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Solpor que se rinde al Atlántico frente a la Torre de San Sadurniño y abre boca a un viaje de sensaciones, sabores y aromas a través de la cuna del albariño: Cambados, capital de O Salnés, donde la variedad de uva autóctona más famosa de Galicia se exprese quizás como en ningún otro lugar.

Degustar sus vinos in situ, maridados con sus pescados y mariscos, tras un paseo entre parras por los viñedos de algunas de las muchas bodegas que pueblan la zona, es uno de los grandes placeres veraniegos para los amantes del enoturismo y los vinos gallegos, reconocidos entre los mejores del mundo por los más prestigiosos concursos internacionales. Olor a vino, tierra y mar; emblema de Rías Baixas. ¿Empezamos?

Historia grabada en piedra. Villa señorial esculpida en piedra durante siglos, Cambados atesora uno de los conjuntos históricos mejor conservados de Galicia, declarado Bien de Interés Cultural por la Xunta de Galicia. La plaza de Fefiñáns, epicentro del barrido del mismo nombre, centra una visita que continúa a través del pazo de Fefiñáns (s. XVI – XVII), en cuyos bajos pueden visitarse las bodegas Gil Armada y Palacio de Fefiñanes, esta última pionera en la comercialización del albariño con marca y etiqueta. De obligada visita es también la iglesia de San Bieito, reconocida igualmente como BIC.

Tierra de poetas. “A ti meu Cambados, probe, fidalgo e soñador, que ó cantareiro son dos pinales e ó agarimo dos teus pazos legendários, dormes deitado ó sol, á veira do mar”. Hermosas palabras del poeta Ramón Cabanillas, originario de la villa y cuya casa-museo puede visitarse a solo unos minutos del Pazo de Fefiñáns. Una visita que merece la pena continuar con los jardines del Pazo de Torrado (s. XVIII) y el Pazo de Bazán (s. XVII), actualmente el Parador Nacional de Turismo do Albariño.

Hijos del atlántico. El Paseo de la Calzada, por su parte, ofrece dos kilómetros de agradable recorrido frente al mar hasta el Muíño das Mareas da Seca, el puerto de Tragove y la lonja de Cambados, donde marineros y mariscadoras venden los muchos tesoros gastronómicos que ofrece esta tierra. De obligada visita es también la Torre de San Sadurniño (alta Edad Media), un antiguo faro y torre de vigilancia, en el que la puesta de sol ofrece un espectáculo inigualable a vecinos y visitantes.

Entre parras. Por supuesto, en el viaje a una de las zonas vitivinícolas más importantes de España no puede faltar la visita a alguna de sus bodegas, ubicadas tanto en la villa como en sus alrededores y para algunas de las cuales hará falta coche. Tras un paseo entre las características parras de las que nace una de las variedades de uva más aclamadas del mundo, el albariño se expresará en la copa del visitante como nunca antes, con el sabor y los aromas de siglos de cultura y tradición vitivinícola, la misma que da forma a los paisajes de la zona. Una tierra para saborear de copa en copa.

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