La viticultura avanza pero no olvida

Desde tractores hasta drones para aplicar fitosanitarios. Galicia presume de tradición sin dejar de sacar provecho a las ventajas de la tecnología en la calidad de sus vinos

Compartir: 

Texto: María Bueno

La viticultura gallega presume de historia y tradición allá donde va. Un hecho que, sin embargo, no le impide destacar en innovadores proyectos de investigación a nivel nacional e, incluso, internacional. La mecanización de parte de los trabajos del campo forma parte de esta realidad en la que pasado y futuro convergen.

Así, se observa como, a día de hoy, buena parte de los viticultores de la comunidad sacan partido de conocimientos ancestrales, heredados de generación en generación, a la vez que no olvidan aprovechar las ventajas que algunas tecnologías han llevado a su día a día, tales como la reducción de los costes de producción y del impacto ambiental o una mejora en su calidad de vida.

En las herramientas, como en todo lo que tiene que ver con este sector en la comunidad, lo más importante es el resultado final: “la calidad de los vinos”. Lo dice alguien que sabe de lo que habla. Tras más de 40 años dedicados al sector, el viticultor Paco Rego, quien fue técnico de la Evega, considera que, a día de hoy, se ha avanzado mucho en este campo en Galicia.

Primero llegó el alambre, que sustituyó a las estacas a la hora de sujetar las cepas, lo que permitió viñas más lineales y, por ende, la entrada del tractor a las fincas. Un medio de transporte al que se pueden incorporar distintas aplicaciones en función del trabajo que sea necesario realizar: una fresa o un arado para trabajar la tierra, un tanque para aplicar fitosanitarios…

Al tractor le han seguido otros inventos como las tijeras de podar eléctricas, cuya tecnología ha ido refinándose con el paso del tiempo para imitar cada vez mejor a la mano del hombre, dando, de este modo, un respiro a las muñecas de algunos viticultores.

En zonas de orografía complicada como la Ribeira Sacra, por ejemplo, la llegada de los montacargas supuso toda una ayuda para los que trabajaban y trabajan sus tierras. Una Denominación de Origen en la que, a día de hoy, empiezan a observarse drones sobrevolando algunos viñedos.No es la única.

La figura de este tipo de vehículo aéreo nos conduce directamente a otro de los grandes avances en la viticultura gallega: la información. En efecto, cada vez son más las bodegas de nuestra comunidad que han mejorado el conocimiento del estado de sus viñedos a través de distintos mecanismos.

En este contexto, el dron, al que se colocan sensores y cámaras multiespectrales, es una de las herramientas que permiten detectar los posibles problemas de las viñas, lo que, a su vez, posibilita al gestor de una bodega actuar en consecuencia. El futuro de este artilugio contempla posibilidades asombrosas como la de “aplicar tratamientos sanitarios de forma automática en zonas concretas”.

Lo cuenta Boris Hinojo Sánchez, socio fundador de 3edata, una empresa gallega dedicada al análisis de información ambiental, quien sostiene que, teniendo en cuenta “todas las iniciativas de desarrollo e investigación aplicada” que se están realizando en la actualidad, Galicia está en un “buen nivel” en este campo. Prueba de ello es el hecho de que algunas de nuestras bodegas hayan pasado, incluso, a incorporar pequeñas estaciones meteorológicas a sus filas, un sofisticado sistema de detección temprana.

No hay avance sin información e investigación pero tampoco sin formación. En esta línea, Galicia también ha mejorado mucho con respecto al pasado y no son pocos los cursos que unas y otras instituciones ofrecen en este campo. En este sentido, Paco Rego sostiene que, cuando hay formaciones, el viticultor asiste porque le interesa saber y conocer para hacer las cosas bien.  La calidad de nuestros vinos parece suscribirlo.

Categorías: