Los ‘bois’ de ‘Doctor Who’ se apuntan a la recogida de godello

“¡Alucinante!”, dicen en la bodega de destino

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*Los bueyes de Mario Nogueira llegan a la bodega Terriña, D.O. Valdeorras, con 1.000 kilos de uva. // Fdv

Atardecía en Petín y ahí los estaban: Lindo, Gallardo, Preto y Louro. Cuatro ‘bois’ como cuatro soles. 1.300 kilos de peso por cabeza y la envidia de los tractores de media comarca, ante una boquiabierta enóloga y la mirada atónita de los trabajadores de la bodega. Hubo presentaciones, ‘selfies’ y hasta videollamadas para retransmitírselo en directo a familiares y amigos: “Fue muy emocionante, estábamos alucinando”. Las personas, claro; porque lo que es los ‘bois’…: “más tranquilos, no podían estar”. Así lo aseguran quienes vivieron la escena: “Son supermansos, educadísimos”. Y es que ellos están ya acostumbrados a los viajes de altos vuelos: han protagonizado desde anuncios de Gucci hasta fenómenos globales como la serie británica ‘Doctor Who’.

La vendimia autonómica es una fábrica de estampas para el recuerdo. Y pocos ejemplos habrá mejores para ilustrarlo que lo ocurrido en Valdeorras hace ahora una semana, cuando Mario Nogueira apareció a las puertas de la bodega Terriña con cuatro de sus animales transportando 1.000 kilos de uva. Nogueira, que es criador de bueyes desde el 2.000 por tradición familiar, adquirió a principios de este año una finca que incluía dos pequeñas viñas: “Estaban moi ben plantadas e fáciles para traballar e deume pena arrincalas”, describe cómo decidió apuntarse a la viticultura y vender las uvas a esta bodega de Petín, tal y como lo habían hecho ya los antiguos propietarios del viñedo: “É algo que me gusta, todo o que está relacionado co campo engancha. Creo que ten moito valor, non só porque agora teña unha viña, senón porque esta comarca é de tradición vinícola”.

Tradición. Así se explica también cómo, llegado el día de la recolección, Mario decidió proponerle a Lucía Carballeira transportar las uvas con sus bueyes. Y es que no hace tanto, recuerda el criador, hasta hace 50 años o menos, muchos de los procesos en viña de la zona, desde arar hasta trasladar el fruto, se hacían con estos animales, algo que se perdería después, con la modernización. Vuelta al pasado pero ojo: puede que también una mirada al futuro. Así lo cree Mario, que ejemplifica con casos de grandes bodegas de Rioja que están apostando por trabajar con animales: “Non digo que vaia ser xeneralizado pero hai quen volta a traballar as viñas de forma máis tradicional e vaille ben, si noto que se valora e que hai interese e que o consumidor está disposto a pagalo”. En Terriña, por lo pronto, piensan ya en repetir: “Nos gustaría instaurarlo como una tradición, hacerlo todos los años, fue maravilloso”, apunta la enóloga Lucía Carballeira en este sentido.

Dice Mario que los bueyes son su pasión, quizás, reflexiona, porque en su familia prácticamente se les rendía culto –“eran os que sacaban a fame”–; que aprendió a amansarlos de su padre, su abuelo y también de sus tíos y que les tiene mucho cariño: “para min son, non sei cómo explicarche, coma cando alguén vive cun can nun piso e ten- lle moito cariño (…) Eles entenden, claro que entenden, son animais moi intelixentes e crean un vínculo cas persoas”. Cuenta que tiene previsto montar un museo sobre la historia y la cultura de estos animales en Galicia, “O Museo dos Bois”, y no deja de agradecer la ayuda de su mujer, Cristina Gómez, a lo largo de toda la conversación telefónica: “Non o digo por dicir, e que é verdade, axúdame moitísimo”. Habla también de sus dos hijos: “Teño un fillo e unha filla e tamén penso no futuro e que no día de mañá poden vivir desto”.

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