Los tintos, historia viva de Rías Baixas

Elaboradores emblemáticos de este tipo de vinos analizan su recorrido en la llamada D.O. del albariño – Las variedades tintas representaron el 0,8% de la campaña de 2018 a través de ocho tipos autorizados

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M.B. – Vigo

 “Por ejemplo, yo le tengo un gran cariño a la variedad de uva espadeiro, que de hecho era la reina en O Salnés antes de la llegada del «boom del albariño» y he vivido en primera persona cómo grandes sumilleres de grandes restaurantes del mundo se han quedado sorprendidos ante él en cata a ciegas: sin saber situar el vino en el mapa, asociándolo a zonas frías de Alemania. Que nos relacionen con destinos vinícolas de tanto prestigio como este o con uvas como la Pinot Noir, la gran tinta del mundo, es algo muy muy bueno, claro”. 

Eulogio Pomares, ingeniero agrónomo y propietario de Bodegas Zárate, habla con pasión sobre las posibilidades de los tintos de la Denominación de Origen Rías Baixas y describe de qué modo este tipo de elaboraciones han asombrado a grandes expertos del sector a nivel internacional por su “frescura y sus notas especiadas”, entre algunas de las virtudes organolépticas que se les atribuyen.

Son, aún con todo, cada vez más los profesionales que no se extrañan al ver vinos tintos al amparo de un expositor o una etiqueta de Rías Baixas en ferias y certámenes especializados. Así lo relata en base a su propia experiencia Antonio Méndez, director gerente de Señorío de Rubiós, con hasta once monovarietales de tinto en portfolio: “Eso ocurría hace años, hoy en día, en ámbitos como la sumillería, la distribución o la importación, y tanto a nivel nacional como internacional, se sabe que hay tintos de Rías Baixas, se valoran y se siente la inquietud por conocerlos más”.

Señorío de Rubiós, Condado do Tea, y Zárate, subzona de O Salnés, son dos de las 43 bodegas que actualmente elaboran tintos al amparo de Rías Baixas, un sello de calidad en el que las variedades tintas tan solo representaron el 0,8% de la producción en la pasada campaña de 2018. Lo hacen, eso sí, a través de ocho tipos de uva autorizadas, tres más que en el apartado de blancas: Sousón, brancellao, caíño tinto, espadeiro, mencía, pedral, loureira tinta y castañal

Y es que la conocida como D.O. del albariño no deja de presumir por ello de zonas vitivinícolas con tradición en la elaboración de tintos. Es el caso de O Salnés o también de O Rosal, Soutomaior y Ribeiras do Ulla y aún más de O Condado, donde destacan municipios como As Neves, relata Méndez, que apunta precisamente a la tradición y a la historia entre los principales motivos para apostar por este tipo de vinos.

De historia habla también Pomares desde O Salnés mientras recuerda que en su casa y durante su infancia y adolescencia las vendimias eran de tinto: “Lees a Cabanillas, o a Cunqueiro, o a Castroviejo… ¡Y el vino al que loaban en el Faro de Vigo era al tinto!”, dice el ingeniero agrónomo, que va más allá del pasado. Opina que los tintos de Rías Baixas “no solo compiten perfectamente en el mercado global, sino que además están a la moda, encajan con las tendencias del mercado”. ¿Por qué? “Porque el consumidor de tintos busca variedades indígenas y ahí Rías Baixas tiene un gran patrimonio. Porque la nueva cocina está pidiendo vinos muy respetuosos con los platos, que se ajusten a esa idea de no enmascarar las materias primas, y los tintos de Rías Baixas son el maridaje perfecto en ese sentido. Porque la demanda ha pasado de preferir vinos con más músculo y la presencia constante de barricas nuevas a inclinarse más por vinos que destaquen por su fluidez y, una vez más, Rías Baixas encaja perfectamente con grados alcohólicos no muy elevados, entre los 11 y los 12 grados”.

En este contexto, Pomares apunta a la acidez como “el mayor atributo” de los tintos de Rías Baixas. Es, dice, “lo que va a dar vida al vino, a dotarle de un mayor recorrido en botella, de esa atlánticidcidad y ese perfil gastronómico que hay que saber entender y disfrutar”. “Vinos diferentes, con mucha fruta, longevos y de alcohol medio-bajo, que encajan perfectamente en las tendencias del mercado de los diez últimos años”, valora por su parte Antonio Méndez.

La influencia del cambio climático

El retrato de los tintos amparados por Rías Baixas estaría incompleto sin hablar del fenómeno del cambio climático, algo que en opinión de Pomares está favoreciendo al sello, “tanto en blancos como en tintos pero más en estos últimos”: “Hay estudios que recogen que la vendimia se ha adelantado un día por año a lo largo de los últimos 25 años y es cierto, yo todavía recuerdo cuando mi familia vendimiaba el Día del Pilar y, este año, la vendimia ya estaba acabada en torno al 26 de septiembre”. Palabras que coinciden en parte con las del gerente de Señorío de Rubiós, quien subraya el hecho de que Rías Baixas “lleva ya tres años excelentes para tintos, en los que la ausencia de lluvias ha favorecido la madurez óptima de las tintas”.

¿Por qué apostarlo todo a una sola carta? 

Dicho lo cual y si todavía quedasen dudas entre los lectores sobre el potencial de los tintos de la D.O., Méndez no titubea al ser preguntado por el modo de ponerle solución: “Les diría que no deben tardar ni un momento más en catarlos y disfrutarlos, que lo hagan y luego hablamos”.

“Es cierto que no hay volumen, hablamos de producciones minoritarias, y, además, el mercado del albariño está todavía en crecimiento porque las cosas se han hecho muy bien pero yo consideraría cortoplacista no intentar explotar más los tintos y apostar por reforzarlas también desde el punto de vista de la comunicación. Hay que tener visión a largo plazo y este es un modo de diversificar, de no apostarlo todo a una sola carta y de hacerlo a través de productos exclusivos”, se despide Pomares. 

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