Prometieron que el de ayer no iba a ser un showcooking convencional y lo cumplieron. Hasta 100 fueron los “los locos” asistentes al evento de Códax, “¡un domingo a las 11:00 de la mañana!”, para sorpresa de Juan V. Gancedo, director general de la bodega, quien, confesó a lo largo de la cita, no daba crédito ante el hecho de que se hubiese logrado completar aforo.
Se les recibió con el espumoso Alma Atlántica y el requerimiento de “olvidar lo que ya sabían”. “Dejaos llevar”, les pidieron y así empezó una cita que se intuía ya cercana y llena de sorpresas. Lo cierto es que en las casi siete horas que duró el evento de Códax, hubo tiempo para todo.
En él, se presentó a un Iván Domínguez que iba más allá del “cocinero”, que “no chef”; un chaval años atrás “de pelo rizo, muy rubio, muy moreno, del mar, de las olas, del Atlántico”…“De no ir a clase”, según zanjó su madre entre las risas del público, cuya aparición fue una de las primeras sorpresas de la jornada.
“Non había por onde collelo”, comentó mientras su hijo, hoy director gastronómico del grupo Amicalia, empezaba a preparar un “menú muy especial”. Especial porque había sido creado pensando en el maridaje con los vinos de Códax pero también con los protagonistas de su última campaña: “Os Fillos do Atlántico”.
La presencia de estos últimos en el espectáculo fue quizás la gran estrella de la jornada. Especialmente impactante resultó el testimonio en directo de Joaquín, percebeiro, un trabajo “jodido”, según describe él mismo para la campaña de la bodega, en la que Juan V. Gancedo se negó a cortar los tacos.“¿Que coño va a decir? ¿Caray?” bromeó dirigiéndose al público.
También Victoria Oubiña, mariscadora, estuvo presente en el escenario de Códax, arrancando el que quizás fue el aplauso más largo de toda la jornada. Isidro, un “lobo de mar” que se “marea cuando está en tierra” completó con desparpajo la lista de invitados del espectáculo de cocina.
Por supuesto, tampoco faltó el viticultor Ramiro Aragunde, socio y fundador de la bodega, además de su primer trabajador; para él, “su casa”; y quien enseñó a Gancedo “el sosiego y la tranquilidad” que, el que era por entonces un “ejecutivo agresivo”, no tenía para esperar unos resultados que, en el mundo del vino, siempre están muy lejos de ser inmediatos.
Lo contó el propio director, tras fundirse en un largo abrazo con Aragunde en uno de los momentos más emotivos de la jornada. “Gracias a él, hoy soy viticultor”, concluyó y, llegado ese momento, el público ya había degustado el pan mareiro elaborado con agua de mar por un viejo amigo de Domínguez, con la colaboración de varias personas del público.
Los asistentes habían probado también el rubio guisado con crema de clementinas; las fabas de Lourenzá con almexas de Cambados; la Xarda Lañada e afumada con agullas de piñeiro y crema de grelos fermentados y los percebes á sal da alga preparados por Domínguez y su equipo.
Todo ello maridado con diversos vinos de la bodega, entre los que llamó especialmente la atención Martín Códax Gallaecia 2013, un vendimia tardía elaborado con uvas con botrytis.
De desarrollar el maridaje y las catas se encargó Katia Álvarez. Enóloga de la bodega desde hace más de una década, consiguió el puesto tras llegar a la última entrevista, “con todo el equipo rector”, tarde y con las manos sucias porque ”se le había pinchado una rueda”.“Eso era lo que queríamos, carácter”. Explicó Gancedo tras contar la anécdota.
Llegó entonces el momento del postre, y el público, tímido y callado al principio del día, participaba ya con naturalidad en él espectáculo mientras probaba la quinta copa del día, después de Lías 2015, Organistrum 2013 y Vindel 2013… Llegaba el turno para Albariño Martín Códax 2016.
Justo en ese instante, el personal de Códax empezó a repartir entre las meses una hoja de parra, una castaña, una galleta de avellana, un difusor de esencias de Códax, un gelée de pera y una crema de castañas, entre otros ingredientes, para sorpresa del público. Ahora os toca a vosotros, dijo el conocido pastelero artesano, Ariel Mendizabal.
Se trataba de que los participantes construyesen sus propios postres;el más creativo, ganaría un premio. Hubo quien se lo tomó muy en serio y hubo quien no se aguantó y se fue comiendo su creación por el camino. Un momento, en cualquier caso, muy divertido que anunciaba ya el cierre de la jornada.
Ah, pero esperen, una sorpresa más, dijo Katia Álvarez para pasar a presentar en exclusiva y “con muchos nervios” un espumoso de albariño que todavía no ha salido al mercado. Lo hará el día 20 de diciembre tras más de cinco años de trabajo y con hasta 20 meses de crianza.
Luego la foto de familia, y Victoria Oubiña pidiendo a los periodistas que se la enviasen, “que logo nunca as tiña”, luego el brindis y el aplauso.
Acababa una jornada dedicada a esa Galicia que emociona precisamente por enxebre, por sencilla, que como nuestra gastronomía o nuestros vinos, no se pierde en la elaboración y deja hablar a sus materias primas con tanta naturalidad y honestidad como lo hicieron en el escenario de Códax Os Fillos do Atlántico, y es que, dijo Gancedo para cerrar, “tal vez sea que hemos nacido allí donde otros vienen a inspirarse”.