Mucho más que una moda

Tres expertos analizan los datos del último informe del Mapama sobre las ventas del vino español, según el que las Denominaciones de Origen gallegas crecieron un 7,5% en el año 2017, tres puntos más que la media del país

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M.B

En 2017, las ventas de las D.O. de Galicia crecieron en un 7,5% con respecto al año 2016. Un aumento que supera en más de tres puntos a la media española y que se debe, en buena parte, al mercado nacional, donde se encuentra el 80% del volumen de negocio de estos sellos de calidad, si bien se observa que los gallegos están también presentes en la esfera internacional, en la que ejecutan en torno al 18% de sus ventas.

A la cabeza de la exportación gallega y en términos porcentuales, se sigue situando Rías Baixas, seguida de Monterrei, Ribeiro, Valdeorras y Ribeira Sacra, mientras que, por tipos de vino, por su parte, la gran apuesta de Galicia continúan siendo los blancos, que representan el 84% del total de sus transacciones. Apuntan los expertos, eso sí, que cada vez es mayor el prestigio de los tintos autóctonos de la comunidad.

Datos positivos que, lejos de ser casuales, se enmarcan en la consolidación de Galicia como una zona productora de vino de calidad. En ello coinciden los tres profesionales consultados por Galicia en Vinos este domingo y quienes operan en zonas distintas del globo. Así, desde Vigo hasta California y pasando por Madrid, una cosa parece ser clara para los entendidos: “En Galicia se están haciendo las cosas muy bien y cada vez mejor”.

En efecto, asegura Tomás Fernández, propietario de la distribuidora del mismo nombre y con más de 30 años de experiencia en el mercado autonómico:”Hay una tendencia de crecimiento, que viene ya desde los años 90 y que no va a parar”. “Esto no es una moda”, completa y ejemplifica: “Si te fijas, hay grandes bodegas asentadas en Rioja o Ribera del Duero que están invirtiendo en Galicia porque quieren tener un blanco de referencia”.

Lo mismo opina Luis Miguel Martín, sumiller de reconocido prestigio y fundador de la boutique madrileña Atem Vinos, con cuatro nombres gallegos en su portfolio de productos. “Los grandes blancos de España están en Galicia”, afirma convencido para pasar a explicar que “todo el mundo” se interesa por ellos: “Hay un vino gallego para todo tipo de cliente”, dice y apunta al clima de la comunidad como una de las claves de la calidad de las elaboraciones gallegas. Otra vez: “¿Cómo va a ser esto una moda?”, se pregunta.

En efecto, indican los entendidos, el clima gallego es una de las piedras angulares que explican el éxito de sus vinos, también sus variedades, por supuesto, así como su terruño, sus elaboradores, cada día más formados y, finalmente, su relato. “Galicia tiene historia y eso es primordial en el mercado americano, muy valorado por sus gurús” apunta José Pastor, propietario de la distribuidora homónima con base en California y clientes en 30 estados del país así como de Vinos De Terruños Pastor Gilabert, que comercializa marcas propias también en Estados Unidos.

Pastor cuenta que “hace ya 14 años que la comunidad le dejó impresionado por el potencial de sus vinos, entonces todavía desconocidos en el nuevo continente, a excepción del albariño”. “Hoy, en cambio y además de la variedad reina de Rías Baixas, también la mencía y la godello están reconocidas al otro lado del charco, donde funcionan muy bien”, según asegura para pasar a mencionar también a la treixadura, “que empieza ahora a descubrirse” y que, aventura, “despertará muchas curiosidades en el futuro más inmediato”. 

Así es, tanto en los restaurantes de nivel medio-alto como en las vinotecas especializadas de Estados Unidos pueden encontrarse ya vinos gallegos, “donde se asocian a calidad y singularidad”. “Es una realidad”, concluye con la tercera negativa de este artículo: “No, no se trata de una moda, sino de una tendencia cada día más consolidada”. 

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