Texto: María Bueno.
Algunas bodegas de la comunidad han decidido explorar el uso de nanotecnología en sus viñedos contra las llamadas enfermedades de madera, por culpa de las cuales pierden, cada año, parte de su plantación y contra las que no se puede luchar de manera efectiva debido a la ausencia de métodos realmente eficaces para ello.
Las enfermedades de madera son una serie de hongos que atacan con especial saña a los viñedos de las Rías Baixas. Uno de ellos, el complejo yesca, supone un auténtico quebradero de cabeza para los viticultores, ya que provoca la mortandad de un 2% de las plantas cada año.
Esta enfermedad ataca desde dentro a la madera, secando la cepa y provocando un decaimiento progresivo de la planta. Actualmente, no existe en el mercado un tratamiento efectivo para frenarla y algunos de los que había fueron prohibidos hace años por sus efectos nocivos. En otros tiempos , se llegó a utilizar arsénico sódico y aunque ahora existen otros métodos, como el sulfato de cobre,no están siendo realmente efectivos.
Ante esta tesitura, algunas bodegas han decidido explorar otros caminos para acabar con estas enfermedades. Uno de ellos consiste en la utilización de nanopartículas en la cepa como alternativa a los tratamientos tradicionales.
Extremadamente minúsculas, estas partículas, de cobre o plata, pueden llevar la solución allí donde el sulfatado tradicional no llega: al interior de la madera y actuar así, directamente, en el origen del problema.
Una de estas bodegas es La Val, que ha decidido responder a las enfermedades de madera emprendiendo un proyecto de I+D+i en colaboración con el Centro Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
El mismo, busca explorar el uso de nanopartículas en la cepa y, desde la bodega explican que, si este estudio es capaz de sacar unas buenas conclusiones, en un horizonte de 30 años, pasará de tener que replantar un 60% del viñedo a tener que reponer tan solo un 15 o un 20%.
Además de más eficientes, este tipo de técnicas prometen ser también más respetuosas con el medio ambiente, ya que permitirán reducir el uso de sulfitos en los viñedos de la comunidad y, en la misma línea, tendrán una repercusión económica positiva.