*Foto: Viñedos de Adega Valdés, en el valle del Ulla, Vedra. // Cedida por Adega Valdés
M.B. – Vigo
En la frontera de la provincia de Pontevedra o cerca de uno de los centros de peregrinación más visitados del mundo, Santiago de Compostela, viajamos a la versión más norteña de Rías Baixas, allí donde Ribeira do Ulla sorprende al visitante con viñedos en valle de perfecta inclinación, fincas que colindan entre provincias, al tiempo que lo seduce de la mano de blancos frescos, expresivos, elaborados a partir de una de las variedades más afamadas de todo el país: la uva albariño.
Desde mayo del año 2000, Ribeira do Ulla forma parte de Rías Baixas. La última subzona en incorporarse a la D.O. abarca distintas parroquias de los municipios de Vedra, Padrón, Teo, Boqueixón, Touro, A Estrada, Silleda y Vila de Cruces, lo que la convierte en la única de todo el sello que ampara bodegas radicadas en la provincia de A Coruña. Siete son los nombres que elaboran en la zona con distintas tipologías que van desde el 100% albariño hasta los plurivarietales Ribeira do Ulla o espumosos.
El viaje empieza en Vila de Cruces, Pontevedra, con parada “en una finca de suelo de arcilla, hierro y cuarzo, además del la llamada piedra de caldas, y a 500 metros del Monasterio de San Salvador de Camanzo, también cerca de la villa gastronómica de Lalín, y donde el sonido de los pájaros y el agua marca la pauta en un ecosistema natural de gran biodiversidad”. Así describe el entorno de Adegas Castro Brey su director comercial, Ramón Blanco Lobeto. Habla el también viticultor de las particularidades de esta subzona de interior, en la que los vinos son “quizás más florales que en el resto de la D.O. y destacan por sus acideces equilibradas”. Más conocida antaño por la elaboración de sus famosos aguardientes, Ribeira do Ulla empieza a estar en el mapa gracias al paraguas de Rías Baixas y a la labor de sus bodegas. Castro Brey exporta ya a 16 países, ejemplifica Lobato desde la ciudad de Nueva York, donde ahora mismo está presentando una nueva añada.
Ya en la provincia de A Coruña, se encuentran Pazo de Arretén, Gómez y Rial, Pablo García Cebeiro, Solagra o Adega Valdés. En esta última, radicada en Vedra, “más de 20 hectáreas de viñedos de perfecta inclinación sur caen sobre el valle del Río Ulla y cerca de Santiago de Compostela”. El enólogo Jorge Hervella describe así una subzona “de suelos graníticos y arenosos y clima frío en invierno, donde, incluso, llega a haber heladas”. En la zona los sistemas de conducción más típicos son la parra y la espaldera y el vino más común, el albariño 100%, aunque también se elaboran plurivarietales con treixadura, godello, loureira… “Vinos”, describe, “aromáticos, frescos, muy vivos y expresivos, con un grado alcohólico de entre 12, 30 y 13 grados”.
*Embotellado en Adega Castro Brey, Vila de Cruces, la única bodega de Ribeira do Ulla radicada en la provincia de Pontevedra. // Cedida por Arxina
De la frescura de la zona y sus vinos, esa que representa a Galicia en todo el mundo, habla también Cristina Codesido, socia de Pazo de Arretén, la que fuera la casa de la familia materna de Rosalía de Castro y donde la emblemática escritora pasó buena parte de su infancia. Un valle dentro de un valle, con viñedos que presumen de “cepas literarias” y resguardados entre murallas con un sistema de ventilación natural, distingue a los vinos de la bodega y también a los vermús St Petroni, cuya base vínica está acogida a D.O. Rías Baixas.
“La subzona del Ulla, debido a sus condiciones climáticas, tiene un mayor nivel de humedad y diferentes temperaturas con respecto a lo que pueden ser los bordes de costa y eso le da al propio albariño unas características de acidez únicas, que, en el caso de Petroni, es realmente nuestro elemento diferenciador”, explica Codesido, que se despide: “Es lo que nos permite transmitir esa frescura que representa Galicia al resto del mundo porque, si algo es Galicia, eso es frescura”.