Ribeira Sacra, paradigma del paisaje del vino

Aquí, el paisaje se sitúa en el epicentro de la unidad superior entre arquitectura, hombre y naturaleza de la que nos habla Van der Rohe

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Este verano, con motivo de la exposición sobre el pintor húngaro Víctor Vasarely, la Embajada de Hungría y el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid, me invitaron como arquitecta y viticultora en la Ribeira Sacra a la mesa redonda ‘Arquitectura y Vino’, en la que tuve ocasión de participar con mi ponencia ‘Geometrías del viñedo y arquitecturas del vino: espacios para la cultura’.

Una conferencia en la que traté de buscar analogías formales entre los cuadros de Vasarely, de abstracción geométrica, y los paisajes y la arquitectura del vino a través del espacio y del tiempo. Mies Van der Rohe afirmaba que “la arquitectura, el hombre y la naturaleza deberían unirse en una unidad superior” y la arquitectura del vino es el paradigma que integra la diversidad de paisajes con sus culturas, cuyas aportaciones técnicas son expresión del clima y del fundamento enológico adecuado a cada región vitivinícola.

Estos valores, síntesis entre utilitas, ars y praxis, constituyen una aportación socio-cultural de primer orden, al establecer un patrimonio de sinergias entre unos paisajes singulares vitícolas conformados a lo largo de siglos y la enorme complejidad de variedades ancestrales que conforman la Cultura del Vino. Actualmente, con el nuevo concepto de enoturismo, los arquitectos y promotores bodegueros son nuevos mecenas del arte, que han generado e ilustrado la arquitectura del vino como emblema de calidad y sostenibilidad.

La pintura de Vasarely es el ancla sobre la que se puede construir una idea mayor: La belleza implícita en la arquitectura del vino. Cuando el hombre domestica la naturaleza, subyace la geometría. El ser humano ordena el caos natural a través de líneas, y el resultado de la perfecta adaptación funcional al medio físico, adquiriendo un valor artístico. Ribeira Sacra es el ejemplo perfecto, un ejemplo único, donde el vino es mucho más que vino, inspirador de tantas emociones… Epicentro de la unidad superior de la que nos habla Van der Rohe.

Ribeira Sacra es paradigma de paisaje del vino. Fruto de la fusión de arte y artesanía, de historia y de vanguardia, de naturaleza y arquitectura. Allí tengo el privilegio de vivir y trabajar, desarrollando un proyecto de vino y arquitectura. Quizá por ello, no pude evitar reconocer en muchas de las pinturas de Vasarely escenas cotidianas de mi día a día en los viñedos: racimos, cajas de vendimia, bancales… Es emocionante como muchos viticultores reconocemos el vino en el arte, al tiempo que el vino es, para nosotros, un arte en sí mismo.

*Arquitecta y viticultora. Ronsel do Sil

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