Un brindis en su honor

Premios, fiestas, ferias… esfuerzo y mucho trabajo. Repasamos la trayectoria del vino de Galicia en un año intenso en el que la calidad se ha impuesto a las adversidades

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Acaba el año. El vitícola de Galicia hace, como dice la canción, balance de lo bueno y lo malo y son muchos los motivos que el 2017 nos ha dado para brindar por y con nuestras referencias. Lo resumía este agosto el enólogo Pablo Estévez en las páginas de Galicia en Vinos: “Los vinos de Galicia no solo están de moda, también se merecen estarlo”.

Si empezábamos el año con Cambados como Ciudad Europea del Vino 2017, la prestigiosa publicación estadounidense Wine Enthusiast nominaba en septiembre a Galicia como Región Vitivinícola del Año​ y los enólogos gallegos llegaban por primera vez a la ejecutiva de la FEAE en el que, por cierto, ha sido también su 15 aniversario. 

Barcelona, Londres, Burdeos, Bruselas, Berlín, Nueva York o Hong Kong… Este 2017, los vinos gallegos recorrieron España entera y media Europa y salieron también del continente para llegar hasta América o Asia, participando en algunas de las ferias más prestigiosas del mundo como la Prowein Alemana​ o la Hong Kong International Fair. 

En lo que a reconocimientos se refiere, tampoco se quedaron atrás. 43 premios Bacchus​. 24 galardones en el Concurso Mundial de Bruselas. 70 distinciones en los Wine Challenge Awards. 30 medallas en los Baco… Son solo algunos de los titulares que dieron cuenta de la calidad gallega a lo largo del año que ahora despedimos. 

Además, hasta dos de las nueve referencias “excepcionales” de la Cata del Podio de la Guía Peñín 2017 tuvieron sello gallego. Se premió así a nuestros vinos pero también a sus actores. De ello dan buena cuenta Juan V. Gancedo​, personalidad del año para los International Wine Challenge Awards o Luis Paadín, cuyo último libro ha sido destacado en los Oscar de los Cookbook hace solo una semana. 

No es de extrañar: “Los foráneos adoran los vinos gallegos porque aportan algo nuevo, algo que nunca existió antes, una diversidad de gustos de narrativas que excita su curiosidad y les da tanto placer”. Las palabras son del primer Master of Wine de España, Pedro Ballesteros​ y no ha sido el único de su talla que ha alabado a las referencias de la comunidad.

Cees Van Casteren MW o Sarah Jane Evans MW son otros de los grandes nombres que han reconocido la calidad de nuestros vinos a lo largo del año, llegando a ubicarlos entre los favoritos por los amantes del vino. Algo que coincide, por cierto, con los datos arrojados por Nielsen​ en junio, situando a los blancos de la comunidad entre los más consumidos del país.

No todo este año, sin embargo, han sido buenas noticias. Lo saben bien nuestros viticultores. Inclemencias meteorológicas como las heladas​ de abril o el granizo de agosto obligaron a duplicar el esfuerzo en algunas zonas en un año en el que el mundo del vino gallego también ha lamentado la pérdida de dos de sus grandes. La trayectoria de José Luis Vaz Vilela, de Bodegas Ladairo y Ernesto Atanes, de Crego e Monaguillo, se ha dicho, serán siempre un ejemplo para el sector.

365 días a lo largo de los cuales también hemos visto cómo buena parte de los C.R.D.O. gallegos renovaban sus presidencias. Lara da Silva, Juan Casares Gándara​ y José Luis García Pando llegaban así al frente de Monterrei, O Ribeiro y Valdeorras mientras Juan Gil y José Manuel Rodríguez continuaban como titulares de Rías Baixas y Ribeira Sacra.

Ocurría antes de la llegada del verano, época en la que los gallegos no se perdieron ni un solo sarao. Bueu, Cedeira, As Neves, Barro, O Rosal, Vilamartín de Valdeorras, Petín o Salvaterra do Miño, entre otros, celebraron sus Fiestas del Vino como también lo hicieron Monforte de Lemos con la I Edición del Festival do Viño Ribeira Sacra​ o Cambados en un Albariño que contó con la presencia del actor José Coronado y en el que superaron los 150.000 asistentes.

La Cata de los Vinos de Galicia​ premiaba por estas fechas a Paco&Lola y Finca Míllara como los mejores de la comunidad mientras empezaba a intuirse ya el adelanto de la vendimia. Aparecía en nuestras páginas el 9 de agosto para empezar a finales de mes en gran parte de las bodegas de la comunidad.

Una cosecha, la segunda mejor de toda la historia para Rías Baixas, en la que la calidad fue el denominador común de las cinco D.O. y que promete​ grandes vinos. No será hasta la llegada de la primavera cuando conozcamos el grueso de los resultados pero, de ello estamos convencidos, la espera merecerá la pena.

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