Texto – M.B. – Vigo
En copa algo tan único como un porcentaje inferior al 0,02%. Puede ser un blanco potente, con capacidad de guarda, que no deja indiferente a quien lo prueba. Distinto al tiempo que histórico, del que se tienen datos desde el Siglo XVIII. O tal vez un tinto minoritario, contradictorio en el mejor sentido de la palabra, con ese carácter atlántico y al tiempo calidez en boca, cuya tradición vitivinícola en Galicia demuestran cepas centenarias todavía presentes en las viñas autonómicas a día de hoy.
El primer vino habla de las variedad ratiño; el segundo, de la castañal; y es probable que ambas den mucho que hablar de aquí a unos años. Al lado de otras como la cascón, la albarello, la caíño blanco, la caíño tinto y la loureiro blanco acaban de convertirse en protagonistas del proyecto On-Farm, una nueva iniciativa europea que busca dar visibilidad a uvas históricas en vías de extinción; esto es, aquellas que ocupan menos del 0,02 % de la superficie total del viñedo de un país.
*Variedad de uva ratiño, participante en el proyecto europeo On-Farm. //MBG-CSIC
Se habla así de ejemplares de incalculable valor en tanto en cuanto dan lugar a vinos con personalidad propia pero cuyas características diferenciales las convierten también en material científico de gran interés a la hora de estudiar el comportamiento de la vid. Se perfilan asimismo como herramientas de futuro ante retos como el cambio climático o posibles movimientos en las tendencias de consumo.
Convencidos de todo ello y de que “el modo más eficaz de mantener este patrimonio agrario es que las propias bodegas apuesten por su cultivo”, científicos de toda la UE han decidió recoger y visibilizar en una página web este tipo de proyectos, imprescindibles a la hora de proteger a esas variedades únicas en el mundo y cuya conservación parece capital en un contexto cada vez más acelerado de despoblación rural y consecuente pérdida de diversidad agrícola.
Basta con echar un vistazo rápido al mapa interactivo de la plataforma digital para comprobar que la comunidad es una de las regiones que más ejemplares aporta al patrimonio varietal europeo: “Aquí le damos menos importancia porque tenemos muchas pero si los franceses descubriesen una nueva uva, para ellos sería como si encontrasen una constelación desconocida”, comenta Roberto Rivas, de adega Viña Moraima, incluida en el proyecto, y apunta: “Apostamos por la conservación por respeto a la herencia que nos han dejado pero también porque nos sitúa en Europa”.
En la misma línea se pronuncia Carlos Gómez, propietario de Valmiñor, la bodega de Rías Baixas que participa con la castañal y la caíño tinto: “En un espacio de tierra muy pequeño, tenemos muchas variedades autóctonas, esto nos da un gran valor y mucha personalidad y la iniciativa lo visibiliza a a nivel europeo, es muy potente.”
Al lado de Viña Moraima y Valmiñor, se incluyen también en On-Farm las bodegas de Rías Baixas Pazo de Galegos y Terras Gauda y el viticultor de Ribeira Sacra José Enrique Pérez. “Valientes”, los califica Carmen Martínez, de MBG-CSIC, para los que el proyecto se plantea crear un sello distintivo que las identifique como conservadoras de algunas de esas variedades de uva minoritarias.
*Variedad de uva castañal, participante en el proyecto europeo On-Farm. //MBG-CSIC