Descripción general:
Pazo de Valdeconde es una bodega con D.O Monterrei cuyos orígenes se remontan a más de un siglo de tradición. La misma, presume de mimar y cuidar mucho su materia prima. En la actualidad, cuenta con dos vinos en su oferta de productos:
Historia:
Pazo de Valdeconde fue fundada en 2009 en la localidad de Mourazos, pero sus orígenes se remontan a más de un siglo de tradición y esfuerzo de tres generaciones que dejan su mejor legado: su amor por el arte de hacer vino. Todo empezó un buen día con una pequeña Bodega de pueblo y unas cuantas tierras. Corría el año 1968 y persiste una imagen para el recuerdo de un anciano, el Abuelo Odilo, siempre con un vaso de Vino en la mano, entre pipos, cubas y tinajas. Bodeguero por excelencia tenía la puerta abierta a quien quisiera degustarlo. Un hombre incansable, humano y trabajador. Su Vino, cosechado con esmero cada año con la misma ilusión, elaborado de forma natural y manual, con ayuda de toda su familia era muy conocido en el valle por el “boca a boca“.
Instalaciones:
La edificación es una casa grande típica gallega del siglo XIX, construida en piedra, con 205 años de antigüedad. La bodega está dotada de las mejores y modernas tecnologías como:
- Depósitos de acero equipados con sistema de frío, conservación, maceración y filtración, etc.
- Moderno sistema de embotellado y etiquetado.
- Maquinaria para el proceso de la vendimia y la elaboración de los vinos.
Viñedo y suelos:
Hoy, Pazo de Valdeconde se extiende a lo largo de ocho hectáreas en el entorno de Mourazos, en las que se cultiva -entre las variedades blancas- Godello, Treixadura, Albariño e, incluso, Doña Blanca; entre las variedades tintas, destaca Mencía, además de Araúxa, Tempranillo de Monterrey y Sousón.
La conjunción de las características de suelos calcáreos, arcillosos, pedregosos y de PH ácido, junto con un micro clima mediterráneo con tendencia continental e influenciado por el océano atlántico (por lo tanto, mucho calor y mucha frescura), hacen que las variedades autóctonas lleguen al momento óptimo de maduración, que, junto con una cuidada selección y mimo, se imprime en el vino de la bodega una personalidad única e inimitable que nos caracteriza y diferencia.