Acordes de un Condado al desnudo

Las variedades más emblemáticas de Rías Baixas protagonizan un concierto en el que el consumidor entiende y disfruta de lo que bebe

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*Foto: Juan Vázquez Gancedo, en una cata de monovarietales en el Pazo de Almuiña (Adegas Galegas), subzona de O Condado do Tea, D.O. Rías Baixas. // M.B.

María Bueno Vigo

Entre viñedos y barricas, una copa de vino va a ir desnudándose en vivo y en directo a medida que avance el artículo que ahora mismo está leyendo. No es un vino cualquiera, es un “blanco de blancos” y es que aglutina en su interior las virtudes de las variedades autóctonas más emblemáticas de Rías Baixas. Se le conoce por el nombre de la zona en la que nacen: Condado. Esta copa cobrará vida, se quitará y se pondrá capas al antojo del lector y en el curso de este proceso sonará a poesía, Jazz, Folk. Le recordará incluso a personas de su vida: a ese amigo tímido, con saber estar; a aquel del que alguna vez se alegró tanto de haber conocido o a ese otro con el que pasó toda una noche en vela disfrutando de una conversación que se alargó hasta la madrugada frente al mar.

Viñedos del Pazo de Almuiña (Adegas Galegas). //M.B.

La deconstrucción, proceso que ya encumbró a la gastronomía española hace algunos años, va a ir hoy un paso más allá de la mano del bodeguero Juan Vázquez Gancedo, quien lleva tiempo interpretando cada uno de los componentes de un vino tipo de O Condado con el objetivo de conocerlos en profundidad, entender qué es lo que aporta cada uva y obtener su máximo potencial en la botella. Ahora propone al lector hacer lo propio a través de un juego dedicado a quienes no “beben por beber”, sino que buscan disfrutar y saber más de lo que tienen entre manos. Acorde con los tiempos, la propuesta busca que el consumidor participe incluso en la propia elaboración del producto y, de ese modo, pueda elegir qué es lo que prefiere en función de sus gustos, su estado anímico, la compañía del momento…

La copa empieza a desnudarse entonces con un nombre sugerente, el de la “elegante y sútil” treixadura, aromas a flores blancas y hierbas frescas: “Quizás una persona a la que le gusta la poesía, los momentos de soledad, de ensimismamiento. Probablemente, me la imagino escuchando una música de violín…” Improvisa así para empezar Gancedo, que continuará con “toda la potencia de la loureira”: “Más explosiva, más de nariz: laurel, hinojo, romero. Es esa persona sociable, de salir, de estar con otra gente, de música de Jazz. Me la imagino con el saxo en la mano”. Llega ahora la caiño: “La boca fresca, ácida, con cuerpo y potencia; notas cítricas y florales; persistente. Una persona con mucho fondo, de argumentos, alguien a quien quizás no se le conozca fácilmente pero que, en cuanto entablas una conversación con él o ella, te seduce por su contenido y profundidad. Me la imagino con Folk, contándome toda la historia de este tipo de música en Galicia”.

— ¿Y la uva albariño?: “Lo tiene todo: nariz, boca, longitud, profundidad. Es esa persona que está en el centro de cualquier reunión; social y al tiempo intimista, con empatía y que sabe escuchar. Esa gente de la que dices ‘¡Caramba, qué gusto haberla conocido!’ y, por supuesto, me la imagino como el director de la orquesta, coordinando todos los instrumentos”.

La albariño es la base de toda la estructura, continúa relatando el bodeguero que reivindica la sabiduría de los antepasados de la zona en este sentido. “Cuando empezó Rías Baixas, ya se obligaba a que el Condado llevase un 70% de esta variedad”, argumenta en la misma línea y es que “aunque cualquiera de las cuatro uvas tienen mucha calidad y se disfrutan por sí mismas; en este caso, la suma de las partes es la que hace grande al conjunto”.

Para comprobarlo conviene probarlas antes por separado: “Me parece fundamental porque es entender el porqué de las cosas. Cuando haces esto con los distintos tipos de vino te estás convirtiendo un poco en el propio compositor; puedes coger una copa y mezclar las proporciones que quieras. Es ese libro abierto, el libro blanco para que tú escribas el final y eso muy divertido”, se despide Gancedo, que anima al consumidor a disfrutar del proceso de catar un vino de O Condado por partes en su propia casa o, si puede, en bodega. Accederá de este modo a toda la esencia de la Denominación de Origen Rías Baixas. 

Barricas en el interior del Pazo de Almuiña (Adegas Galegas). //M.B.

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