Tendencias al alza en España

Con la campaña «Alma, Corazón y Vino», el vitivinícola gallego renueva su apuesta por el enoturismo, que aglutina elementos tan valiosos para el sector turístico de la comunidad como la desestacionalización, la especialización o un alto perfil de consumo

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La Ruta del Vino de Rías Baixas, la única de las gallegas incluida en el Club de Producto de Rutas del Vino de España, es la segunda, del total de 26 que lo componen, que más interés despierta en el enoturista del país, cuya media de gasto, a su vez y por otra parte, continúa aumentando: Con 161,9 euros por persona y día supera al del turista general extranjero (137 euros) y al turista nacional dentro de España (45,34 euros).

Si Galicia y el enoturismo, parece claro, son dos tendencias al alza en el país, blanco, pero también tinto, y en botella: «Alma, Corazón y Vino». Este es el título de la nueva campaña de promoción que las cinco Rutas del Vino gallegas lanzaron conjuntamente esta semana, coincidiendo con el fin de la época estival y en la que fue una clara apuesta por el potencial desestacionalizador que distingue al vitivinícola frente a otros tipos de turismo.

Así lo pone de relieve Carmen Fernández, responsable de prensa del Cluster de Turismo de Galicia y quien valora para Galicia en Vinos los datos que, hace unos días, presentó la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) en el noveno Informe sobre la Demanda del Turismo del Vino. Con más de 2.500 encuestas realizadas, el estudio refleja el perfil del enoturista español del segundo semestre de 2017 y el primero de 2018.

Entre ellos, exponen desde la propia Asociación, destaca el ascenso de los alojamientos de Turismo Rural, ya el segundo lugar elegido por los visitantes del vino para las pernoctaciones. Un contexto en el que, Fernández no lo duda, la comunidad tiene mucho que decir: «El turismo rural se encuentra en un proceso ascendente en Galicia desde el 2014 hasta el 2017, período en el que pasó de las 250.000 noches a las 450.000. »

«Se quiere seguir trabajando en esa línea que, más que por ofrecer una cama, apuesta por la experiencia, por vivir el entorno» y el entorno, en muchas zonas gallegas, habla del vino y su cultura porque aquí «el vino se bebe, sí, pero también se vive», insiste la nueva campaña. Quizás sea por ello que, relata Carmen, muchos visitantes no solo repiten, sino que se convierten también en grandes prescriptores de las rutas gallegas.

«El enoturismo es marca Galicia, eso desde luego», asegura y es más que probable que lo sea aún más después de «Alma, Corazón y Vino», que se distribuirá en los principales canales de televisión online del país hasta este octubre y que genera, asimismo, recursos para contar, a través de la red, qué es lo que diferencia a Galicia: Diversidad, paisajes, gastronomía, experiencias? Para todo y para todos.

La decisión, una vez más, está lejos de ser casual y se sitúa en línea con una tendencia que también refleja el referido informe: Más de la mitad de los enoturistas hacen ya sus reservas a través de la web. «Tenemos bastantes estudios que dicen que el viajero utiliza el móvil durante todas las fases del viaje y nos parecía interesante, también para la captación de un público más joven.»

Si hubiese un Talón de Aquiles para el enoturismo español, ese serían, probablemente, las personas de edades comprendidas entre los 18 y los 25 años. Aunque han experimentado un aumento, solo representan el 6,9% de los enoturistas del país. «El sector en conjunto, con iniciativas como la de la Interprofesional del Vino, está haciendo un esfuerzo para recuperar el peso en el imaginario popular. En Galicia, también ha habido un cambio importante con actividades como los festivales organizados por distintas Denominaciones de Origen, que están funcionando genial y que creo que van a ir cambiando las cosas poco a poco».

«Vamos a ver resultados pronto», se muestra así positiva Fernández, quien está convencida de que el enoturismo ya se ha profesionalizado en Galicia a través de personas especializadas en la materia y también de la dotación de contenido de las visitas con diversas actividades como las culturales, las deportivas o las gastronómicas, entre otras. Septiembre es, de hecho, un gran mes para comprobarlo, cuando el ritmo en las bodegas se acelera y los visitantes pueden vivir el proceso de elaboración desde la primera línea.

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